Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199)

Us and the Others in Colombian Geography Textbooks (1970-1990)

  • Patricia Cerón Rengifo Universidad de Nariño
Publicado
2012-01-01

Con el propósito de examinar la identificación de la población hecha en los manuales escolares de las ciencias sociales, se realizó un estudio sobre las construcciones del nosotros y los otros, en una muestra de manuales escolares de geografía de Colombia, destinados a la educación secundaria y publicados entre 1970-1990. Se trabajó con herramientas metodológicas propuestas por Van Dijk (2008) y Wodak (2003), para estudiar el discurso ideológico de identidad de los grupos sociales, a partir del seguimiento a la representación positiva del nosotros y negativa de los otros. Se encontró el fomento de una identidad nacional homogénea culturalmente, y una clasificación jerarquizada de la población mediante categorías basadas en la idea de raza, la posición social y el territorio. El gobierno y las élites, conformadas por blancos, urbanos y ricos que habitan el altiplano cundi-boyacense, son denominados como el nosotros y representados en forma positiva, mientras la población categorizada como campesino, pueblo, indio, negro, mulato, zambo, es delimitada como los otros y se representa negativamente.

Palabras clave: Manuales escolares, geografía de Colombia, identificación, población (es)

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APA

Cerón Rengifo, P. (2012). Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199). Folios, (35), 115.131. https://doi.org/10.17227/01234870.35folios115.131

ACM

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Cerón Rengifo, P. 2012. Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199). Folios. 35 (ene. 2012), 115.131. DOI:https://doi.org/10.17227/01234870.35folios115.131.

ACS

(1)
Cerón Rengifo, P. Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199). Folios 2012, 115.131.

ABNT

CERÓN RENGIFO, P. Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199). Folios, [S. l.], n. 35, p. 115.131, 2012. DOI: 10.17227/01234870.35folios115.131. Disponível em: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RF/article/view/1446. Acesso em: 28 mar. 2024.

Chicago

Cerón Rengifo, Patricia. 2012. «Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199)». Folios, n.º 35 (enero):115.131. https://doi.org/10.17227/01234870.35folios115.131.

Harvard

Cerón Rengifo, P. (2012) «Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199)», Folios, (35), p. 115.131. doi: 10.17227/01234870.35folios115.131.

IEEE

[1]
P. Cerón Rengifo, «Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199)», Folios, n.º 35, p. 115.131, ene. 2012.

MLA

Cerón Rengifo, P. «Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199)». Folios, n.º 35, enero de 2012, p. 115.131, doi:10.17227/01234870.35folios115.131.

Turabian

Cerón Rengifo, Patricia. «Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199)». Folios, no. 35 (enero 1, 2012): 115.131. Accedido marzo 28, 2024. https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RF/article/view/1446.

Vancouver

1.
Cerón Rengifo P. Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-199). Folios [Internet]. 1 de enero de 2012 [citado 28 de marzo de 2024];(35):115.131. Disponible en: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RF/article/view/1446

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1. Álvaro-Francisco Morote Seguido. (2020). La investigación sobre manuales escolares de Geografía españoles: Análisis bibliométrico (1980-2019). Anales de Geografía de la Universidad Complutense, 40(2), p.467. https://doi.org/10.5209/aguc.72983.


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Nosotros y otros en manuales escolares de geografía de Colombia (1970-1990)

Us and the Others in Colombian Geography Textbooks (1970-1990)

Patricia Cerón Rengifo1

1Doctora en Antropología de la Universidad de Salamanca (España). Profesora de la Universidad de Nariño, Departamento de Ciencias Sociales, en el Grupo de investigación Edu-multiverso. patriciac@udenar.edu.co

Artículo recibido el 7 Agosto de 2011 y aprobado el 30 Marzo de 2012


Resumen

Con el propósito de examinar la identificación de la población hecha en los manuales escolares de las ciencias sociales, se realizó un estudio sobre las construcciones del nosotros y los otros, en una muestra de manuales escolares de geografía de Colombia, destinados a la educación secundaria y publicados entre 1970-1990. Se trabajó con herramientas metodológicas propuestas por Van Dijk (2008) y Wodak (2003), para estudiar el discurso ideológico de identidad de los grupos sociales, a partir del seguimiento a la representación positiva del nosotros y negativa de los otros. Se encontró el fomento de una identidad nacional homogénea culturalmente, y una clasificación jerarquizada de la población mediante categorías basadas en la idea de raza, la posición social y el territorio. El gobierno y las élites, conformadas por blancos, urbanos y ricos que habitan el altiplano cundi-boyacense, son denominados como el nosotros y representados en forma positiva, mientras la población categorizada como campesino, pueblo, indio, negro, mulato, zambo, es delimitada como los otros y se representa negativamente.

Palabras clave: Manuales escolares, geografia de Colombia, identificación, población.


Abstract

In order to examine the identification of population in social studies school textbooks, a study was conducted about the constructions of the terms Us and Others in a sample of Geography of Colombia school textbooks, intended to be used in secondary school level, published between 1970 and 1990. Methodological tools proposed by Van Dijk (2008) and Wodak (2003) were used in order to study the ideological identity discourse of social groups, based on the tracking of the positive representation of Us and the negative representation of Others. A promotion of a culturally homogeneous national identity and a hierarchized classification of the population were found. This was done through categories based on the idea of race, social status and territory. The government and the elites composed of urban, affluent white people who live in the high plateau of the Departments of Cundinamarca and Boyacá appear to be the Us and are represented in a positive way, while the population categorized as peasant, villager, Indian, black, mulatto or zambo is included in the term Others and is represented negatively.

Keywords: Geography School Textbook of Colombia, identification, population.


Introducción

En este documento se examina la identificación de la población en manuales escolares de geografía publicados en Colombia entre 1970 y 1990, con atención a la producción discursiva de nosotros y otros, como ordenador importante en los discursos de identidad y alteridad. La pregunta por la representación de la población se aborda mediante el concepto de identificación categorial propuesto por Brubaker y Cooper (2005), para estudiar la identificación que se hace de unos y otros como miembros de una clase de personas que comparten algún atributo categorial como la raza, la etnia o la nacionalidad, como procesos y actos situacionales y contextuales. Esto invita a especificar a los agentes de la identificación, aunque no se requieran personas o instituciones específicas, pues pueden aparecer en forma anónima en los discursos y narraciones públicas. Esto se da porque, según nuestra comprensión, el Estado moderno es uno de los agentes más importantes con el poder de nombrar y categorizar, porque dispone de los recursos materiales y simbólicos para hacerlo.

En los manuales escolares de geografía de Colombia examinados, se encontró que la identificación de la población, por un lado, promueve una identidad nacional que asocia a la nación con la cultura heredada de los conquistadores y colonizadores españoles; por otro lado, se nombra, clasifica y jerarquiza a la gente con base en la idea de raza, la clase social y las regiones naturales, lo cual hace del discurso racista un ordenador importante en la clasificación social. Quijano (2000) propone el concepto de colonialidad del poder para reflexionar sobre la clasificación racial /étnica como uno de los elementos constitutivos del patrón de poder del capitalismo moderno/colonial y eurocéntrico. Con la constitución de América, el emergente capitalismo se hace mundial y en este nuevo patrón de poder material e intersubjetivo convergen dos procesos: el primero tiene que ver con la articulación de todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos, en torno del capital y del mercado mundial, en los que están incluidos la esclavitud, la servidumbre, la pequeña producción mercantil, la reciprocidad y el salario. El segundo hace referencia a la clasificación social de la población con base en la idea de raza, en la que se configuraron las nuevas identidades societales (indios, negros, blancos, mestizos, amarillos, aceitunados, mestizos) y geoculturales (América, África, Asia, Occidente o Europa) de la colonialidad, así como las relaciones intersubjetivas (producción de sentidos sociales y perspectivas centrales de conocimiento) del eurocentrismo. Para este autor, con la clasificación social está en juego el poder en la sociedad, de tal forma que es la distribución del poder entre las gentes lo que las clasifica socialmente, determina sus recíprocas relaciones y genera las diferencias sociales.

Metodológicamente, se seleccionó una muestra de cinco manuales escolares de geografía de Colombia, destinados a estudiantes de sexto grado de educación secundaria. Se realizó una selección y registro de los títulos y contenidos que abarcaban la temática sobre la población y otras asociadas como problemas, raza y etnicidad. Una vez registrados los contenidos específicos de los manuales en formato digital, se procedió a sistematizar los datos a partir del reconocimiento de las principales categorías que representaban a los colectivos de población en los manuales escolares, siguiendo la propuesta de Van Dijk (2008) y Wodak (2003) de analizar la ideología que se expresa en el lenguaje mediante el seguimiento a la presentación positiva del nosotros y negativa de los otros.

A nivel temporal, se trabajó con manuales escolares publicados entre 1970 y 1990. Este período corresponde a la época que transcurre entre el surgimiento del movimiento indígena en Colombia y el momento previo a la Constitución de 1991, en que el Estado reconoce los derechos colectivos para los grupos étnicos. Para otros momentos se contó con estudios anteriores en temas relacionados. Así, Herrera, Pinilla y Suaza (2003), en el análisis de la identidad nacional, evidencian las representaciones sociales de la elite en oposición a mujeres, negros e indígenas, en textos escolares de ciencias sociales de 1900 a 1950. Soler (2006, 2008) investigó las características discursivas del racismo en los manuales escolares de ciencias sociales publicados entre 2002 y 2004.

Los colombianos

La información sobre la población se enuncia prescribiendo una identificación con Colombia como nación. Los títulos de primer y segundo orden suelen estar compuestos por el adjetivo gentilicio (colombiano, colombiana) o el sustantivo (Colombia), aludiendo su pertenencia a la nación: población colombiana, pueblo colombiano, tipos regionales colombianos, problemas de la población colombiana. Igualmente ocurre con los contenidos en los que se alude a nuestro país, la nación colombiana, la población actual de Colombia y la población colombiana.

La categoría colombiano remite a una identidad colectiva de pertenencia a una nación. Los manuales escolares examinados promueven la ideología de un Estado-nación homogéneo culturalmente. Así, Sánchez (1981, 110) plantea que Colombia es una nación por ser un territorio habitado por un pueblo que comparte unas características culturales. Textualmente, dice:

Las naciones. Se da el nombre de Pueblo o Nación a un conjunto de hombres que tienen un mismo origen, unas mismas costumbres, unos mismos ideales e intereses, una misma lengua, una misma religión, y que habitan un mismo territorio que recibe el nombre de pais. así podemos decir que el pueblo colombiano constituye una nación.

Esta noción conduce a que los criterios de definición de la nación se relacionen con la cultura (en especial la lengua y la religión) de una población en particular: los conquistadores, colonizadores europeos y sus descendientes, los criollos. Estos constituyen el nosotros a través de su identificación con la nación. El discurso se enuncia desde su perspectiva; constituye el sujeto activo gracias al cual es posible la nación, se le otorga predominio político en la nación, al asociarla con la dinámica histórica de la llegada de los conquistadores, quienes aparecen como sus precursores y cuya tarea luego culminarían los criollos. En la siguiente cita se puede observar el esquema argumentativo sobre la ventaja de los conquistadores, según el cual los europeos ponen orden, definen las fronteras nacionales, organizan una sociedad integrada, traen la cultura occidental y estimulan la conciencia nacional frente al caos de pequeñas tribus indígenas, rivales entre sí:

La mayor parte de los países conquistados carecían de identidad nacional. En algunos lugares, como en Colombia, los nativos estaban divididos en pequeñas tribus rivales entre sí. Los conquistadores aprovecharon esta situación para dominarlos. Como los europeos llegaron a establecerse definitivamente tuvieron que enfrentarse al problema de mantener el orden. Para lograrlo pusieron los fundamentos de las nuevas naciones de tres maneras: 1. Definición de fronteras nacionales (...). 2. Creación de una organización social integrada. Para lograrlo los administradores coloniales pacificaron, recolectaron impuestos, y protegieron a sus compatriotas a medida que explotaban y desarrollaban los recursos naturales de la colonia (...). 3. Estímulo de la conciencia nacional. Los gobiernos coloniales trasplantaron la cultura occidental con sus ideales y educación a sus dominios. En esta forma crearon un grupo que más tarde se rebeló contra la metrópoli en nombre de esos mismos ideales. El anti-colonialismo estimuló la creación de la conciencia nacional. (Hermanos Maristas [H.M.E], 1979, 226)

La cultura nacional se fomenta como unidad lingüística (el español) y religiosa (el catolicismo) heredada de los conquistadores, predominante frente a las culturas de las poblaciones heterocategorizadas como indios y negros, que si bien pueden aparecer como parte de la definición de la nación, son ubicadas en una posición subordinada. La religión católica se presenta como oficial por la declaración en la Constitución Política de Colombia, por la mayor cantidad de adeptos y por el concordato entre el gobierno colombiano y el Vaticano.

El español se exhibe como el idioma nacional. Se presenta como nuestro idioma, en oposición a otros idiomas de poblaciones que habitan dentro y fuera del territorio nacional (Cfr. Valencia y Romero, 1977, 84-85). El español estándar se muestra como una señal de identidad de la gente culta, mientras que la variación se asocia con los campesinos y con algunas regiones. Se lo relaciona con el ámbito académico, es decir, con el conocimiento. El dominio de la gramática española se promociona como un medio para el ascenso social. Se acepta los cambios del español a partir del contacto con otras lenguas, pero se anhela que los colombianos educados, es decir, las élites, conserven la pureza del idioma, pues es por este medio como afianzan su distinción (Cfr. H.M.E., 1979, 232-233). Se promueve una mayor valoración del español, atribuyéndole belleza y riqueza, y se le asocia con la mejor literatura y escritores reconocidos. A veces se admite la existencia en Colombia de lenguas distintas al español, pero se recalca la primacía del español, para lo cual se devalúan las otras lenguas, llamándolas erróneamente dialectos y ubicándolas en regiones marginadas.

En resumen, la categoría los colombianos, de la forma en que es expresada en los manuales escolares examinados, remite a la ideología de la identidad nacional basada en la homogeneidad cultural. Los conquistadores-colonizadores y sus descendientes, los criollos, constituyen el nosotros por su identificación con la nación. El idioma español y la religión católica se erigen como oficiales y más valiosos, excluyendo a las culturas de las poblaciones categorizadas como indios y negros. Se argumenta sobre la ventaja de la venida de los conquistadores, que traen la cultura occidental y construyen la nación.

Colombianos ricos y pobres

Si bien se usa la categoría genérica los colombianos cuando se describen las características de la población, hay indicios de asignación de atributos a los grupos sociales dependiendo de la posición en el espacio social. La ausencia de las marcas del locutor en la expresión lingüística, con el uso de la tercera persona gramatical (los colombianos, la población colombiana) y la utilización de construcciones impersonales, crea un efecto de objetividad y deja sin referencia a los protagonistas de la enunciación (Calsamiglia y Tusón, 2007). De esta manera, el nosotros queda oculto como protagonista de la enunciación. No obstante, las formas de presentación de sí mismo en relación con los demás se evidencian a través de la representación positiva de las élites sociales y políticas, y la representación negativa de la población subordinada, denominada clase baja, campesinos, obreros, los pobres o el pueblo.

Las clases alta y media son poco mencionadas. Los Hermanos Maristas (1979) hacen una presentación positiva de la clase alta al asignarle características como la riqueza, el poder político, el abolengo, la educación, el español estándar, los modales refinados y la intelectualidad. El Estado, el gobierno y las instituciones, nacionales e internacionales, aparecen con una presentación positiva. Se muestran como benefactores y se les concede la función de resolver los problemas. Se maneja la idea que los problemas aparecen a pesar de los esfuerzos por erradicarlos que hacen las entidades nacionales y las organizaciones internacionales, que en tal caso se indican como participantes activos con nombre propio. En los contenidos sobre los problemas de los colombianos raras veces se establecen relaciones entre las clases sociales de acuerdo con la estructura social, lo cual se articula a la estrategia de naturalizar la desigualdad social y ocultar los conflictos de clase.

La población subordinada que aparece como clase baja o bajo la categoría de pueblo colombiano, se representa en forma negativa. Se le atribuye poca instrucción, el trabajo manual, el alcoholismo, la timidez, la desconfianza y las condiciones difíciles de vida; se les vincula con los problemas de Colombia: las enfermedades, las deficiencias sanitarias, la malnutrición, el analfabetismo, el desempleo y la violencia.

Las causas principales de los problemas se ubican en la economía y la explosión demográfica. En torno a la economía, se mencionan los desequilibrios en la distribución de la riqueza y se genera un mensaje un tanto crítico frente a esta situación. En cuanto al crecimiento demográfico, a los pobres se les adjudica la responsabilidad al manifestar que tienen un mayor número de hijos, lo que conlleva a la explosión demográfica, causa principal y agravante de otros problemas. En tal caso, se les menciona como agentes de la acción:

(...) Es característico el hecho que sean los más pobres quienes más hijos tienen. Así se agrava su situación económica cada vez más y se ocasionan serios problemas al país, ya que ello incide, lógicamente, en la escasez de viviendas, analfabetismo, desnutrición, bajos ingresos, enfermedades de distinto tipo y muchas cosas más. (Marañón et al., 1984, 122-123)

En cuanto a la desnutrición, se les culpa de tener prácticas alimentarias tradicionales y resistentes al cambio, esto es, rechazar ciertos alimentos y consumir alcohol. La población rural se asocia con los problemas de la migración a la ciudad, sin especificar las condiciones y conflictos que causan el desplazamiento. Además, se les recrimina por disminuir la riqueza forestal de la Amazonia al practicar la agricultura de tumba, roza y quema.

Culturalmente, al pueblo se lo asocia con el folclor. El folclor se considera producto del legado español, indígena y negro, y se usa para diferenciar las regiones. Se incluye una gran cantidad de elementos como la música, la danza, los mitos, las leyendas, los saberes locales y los alimentos. Los Hermanos Maristas (1979, 235-236) jerarquizan el aporte al folclor al ubicar al español en el primer orden: ''En este proceso el fondo español ganó la primacía pero los otros dos le dieron sello distintivo como un elemento secundario que facilita la identificación de las regiones'', al tiempo que se estigmatiza la cosmovisión del pueblo como superstición que causa el retraso en el país, en oposición a la ciencia: ''Muchas de estas supersticiones retardan el progreso del país porque conservan malos hábitos de alimentación, crean miedo y desconfianza hacia la ciencia''.

En resumen, los manuales de geografía de Colombia analizados permiten evidenciar un discurso que asigna atributos a los colombianos de acuerdo con su posición en el espacio social. La clase alta se relaciona con el poder económico y social, el gobierno y las instituciones aparecen como benefactores, con la función de resolver los problemas de los colombianos, y el pueblo se vincula con los problemas y el folclor. El discurso de los manuales escolares expresa la estrategia de ocultar los conflictos de clase y naturalizar la desigualdad.

Tipos regionales

Las regiones naturales son tomadas como una escala territorial sobre la cual se socializan significados acerca de la población. Bajo los títulos relacionados con las regiones naturales de Colombia o como contenidos de la población colombiana, se establece una categorización de la población con el criterio geográfico.

Colombia es dividida en cinco regiones naturales: Andes, Costa Atlántica, Orinoquia o Llanos Orientales, Amazonia y Costa Pacífica. La nominación de la población en cada región se hace a través de la sustantivación del nombre de la región: andino para la región andina (es poco usado), costeño para la Costa Atlántica y llanero para los Llanos Orientales; en otros casos, se alude a la población de determinada región (por ejemplo, la población de la región andina). Estos nombres suelen usarse para catalogar a la población nombrada como blanca y mestiza, pues se usa en forma separada las categorías de indio y negro, señalando así la posición de alteridad.

La identificación con lo regional puede aparecer como una expresión de la diversidad étnica y cultural de la población. No obstante, como se espera demostrar a continuación, la identificación de la gente con la región está basada en una ideología racista que se expresa en el discurso mediante el uso de categorías con las que se nombra y se jerarquiza, a través de fijar características raciales, culturales y geográficas a los grupos sociales, generando representaciones positivas del nosotros y negativas de los otros.

La población de la región andina

La población de la región andina es ubicada en la posición más alta de la escala social. El discurso establece una representación positiva mediante la asignación a la raza blanca y mestiza de una gran cantidad de población, mayor actividad económica, ubicación en el clima templado, abundantes recursos naturales y mayor desarrollo en términos económicos y culturales.

La inclusión de variables geográficas en la categorización de la población obedece a la vigencia del determinismo geográfico en los manuales escolares de la época. Según este pensamiento eurocéntrico, expresado por Sánchez (1981: 93) y Valencia y Romero (1977: 88), los factores ambientales ejercen una influencia en las características físicas, biológicas, psicológicas y culturales de la población. En las regiones polares, el hombre reacciona más lentamente y su pensamiento es tardío; en las regiones ecuatoriales bajas, la agilidad física e intelectual disminuye, por lo cual el hombre es perezoso; en las regiones templadas con cambios estacionales, el hombre desarrolla una mayor actividad física y mental. Con esta ideología, se clasificaron las regiones en la siguiente escala: Andes (zona intermedia) /Costa Atlántica /Llanos Orientales, Amazonia y Costa Pacífica. La zona intermedia de los Andes se consideró más apta para el asentamiento humano y para el desarrollo, seguida de la Costa Atlántica con clima cálido pero seco y, finalmente, las zonas bajas: los Llanos Orientales, la selva Amazónica y la Costa Pacífica, con clima cálido y húmedo:

Las más pobladas y económicamente más desarrolladas de nuestro país son las templadas y las no muy frías de la zona Andina, así como las cálidas y medianamente húmedas de la costa del Atlántico. El occidente (costa del Pacífico) y el oriente (especialmente la Amazonia) colombianos, ardientes y extremo lluviosos, están poco desarrollados y poseen una bajísima densidad de población. El clima influye además, en el temperamento, la sicología y los usos y costumbres de la gente. Así vemos como el hombre de los climas cálidos es más extrovertido y alegre que el de las tierras frías, debido al encierro obligatorio de este último. Los extremos de calor y frío hacen difícil la actividad humana, mientras que ésta es mucho más fácil en los climas medios. (Marañón et al., 1984, 140)

La población de la región andina se autodefine como blanca, descendiente de los españoles y mestiza, producto del blanco y el indio. Se menciona a la categoría indio por separado y se devalúa al calificarle como alejado de la civilización y en transición de adaptación al mundo moderno. Por lo tanto, se establece una jerarquía entre las categorías: blanco, mestizo/ indio.

La población de la región andina está dividida en subregiones. Los nombres toman como referencia a las unidades administrativas de los departamentos. Otras veces se usan nominaciones particulares como la de opitas para los habitantes de los departamentos de Huila y Tolima, y la de paisas para la gente de los departamentos de Medellín, Caldas, Risaralda y Quindío.

La subregión cundi-boyacense es la mejor representada. A su población se le atribuye rasgos de personalidad que expresan valoraciones positivas. Valencia y Romero (1977, 81-82) califican al grupo como exponente de la cortesía y la afabilidad, prototipo del mestizo, descendiente de españoles (vivaz, de piel sonrosada, comunicativo, si en él predomina la sangre blanca) y los chibchas (trabajador, malicioso, taciturno, reservado, cuando predomina la sangre chibcha). Los chibchas, reivindicados como parte del pasado, constituyen la población indígena que aparece mejor representada en los manuales escolares.

Dentro de la categoría cundi-boyacense se hace una mejor representación de los citadinos y los ricos (suele ser formal, locuaz y cortés, pero tremendamente reservado y de opiniones algo subjetivas) frente a los pobres y los campesinos (tímidos, desconfiados), con rasgos de personalidad que se suponen heredados de los españoles y de los indígenas (Cfr. Rojas, 1987, 115). El folclor (asociado al pueblo) de la región andina, se vincula con los campesinos, como legado de los españoles con mezcla de lo indígena.

Se evidencia entonces un proceso de imposición de alteridad de los campesinos con respecto a los urbanos y de los pobres en relación con los ricos, que además se sustenta con base en la categoría indio. En esta medida, se establece una articulación entre la categoría de raza y la condición de clase, de donde se infiere que la mejor posición en la escala social está ocupada por los sujetos blancos y mestizos, urbanos y ricos, que habitan la sabana cundi-boyacense.

En lo concerniente a las otras subregiones, la definición de las categorías se organiza con base en atributos raciales y culturales. De esta manera se menciona a subregiones con predominio del blanco como entre los santandereanos y los paisas, a quienes se concede una representación positiva. Así por ejemplo, Valencia y Romero (1977, 82) manifiestan del santandereano que ''tiene más sangre blanca que indígena; es de temperamento altivo y franco, muy laborioso e independiente''. Su ascendencia indígena se presenta como una mezcla entre chibchas con caribes y arawak. En el modo de vida se le asocia al comercio, la actividad agropecuaria y la industria artesanal.

Respecto a la población con mayor mestizaje con lo indígena, como la de los departamentos de Tolima y Huila, a la que se le adscriben características que le asocian al campo, Valencia y Romero (1977, 81-82) dicen que es ''de sencillas costumbres, amigo de la vida del campo, muy hospitalario y honesto, amante de la libertad'', propensa al baile, la música y el jolgorio, así como a la religiosidad popular (Cfr. Rojas, 1987, 114); respecto a poblaciones con predominio de sangre negra, como los vallecaucanos, los mismos autores expresan: ''Tiene cierto predominio de la sangre negra; es un tipo progresista, trabajador, dedicado a la agricultura y al comercio'' (1977, 82).

Otra diferenciación es la que se establece entre la población tradicional y la progresista. La gente progresista se representa con la categoría del paisa, construcción de identificación cimentada en la producción simbólica del hombre emprendedor, negociante, buen trabajador, colonizador, con familia extensa y finca cafetera. Este tipo de población es descrito por Valencia y Romero (1977, 82) como ''caracterizados por ser gentes de empresa, comerciantes, andariegos; amantes del hogar y de la familia numerosa''. Incluso, en ocasiones se concibe como una raza en sí: la raza antioqueña. Los paisas aparecen como sujetos activos que actúan y triunfan por sí mismos, con indiferencia del contexto histórico y de las condiciones sociales.

Los habitantes de los departamentos del Cauca y de Nariño se tienen por tradicionales. En el Cauca, la gente de la ciudad de Popayán donde está concentrada la elite de la región, se ve como descendiente de la raza blanca, culta y letrada, pero tradicional. Así, Valencia y Romero (1977, 82) plantean que ''hacia la región de Popayán, se hizo más sensible la influencia blanca, con un tipo de tradicionalista, culta y letrada, muy religiosa''. El grupo andino sureño, que hace referencia al habitante del departamento de Nariño, se asocia con la categoría indio y sus componentes: la religiosidad, la tradición, la laboriosidad, el ingenio, trabajo agrícola en pequeñas parcelas con poca técnica.

El grado de pureza biológica y el nivel de asimilación a la cultura de la raza blanca parece ser el hilo conductor con el cual se organiza el esquema de categorización de la población habitante de la región andina. En tal caso, se trataría de la expresión de la autocomprensión de las elites, entendida como una subjetividad situada: la representación que tienen de sí mismas, de su ubicación en el espacio social y de su preparación para actuar (Brubaker y Cooper, 2005). En este sentido, las elites se autocomprenden como seres humanos mejores, superiores que los demás por ser blancos, ricos y urbanos, cultos, hablantes del español estándar, que habitan en el altiplano cundi-boyacense con clima frío. El resto de la población de los Andes se acerca o distancia dependiendo de la proporción de la raza blanca en el mestizaje, el lugar geográfico donde vive y las características culturales que se le atribuyen. Los urbanos pobres y campesinos del altiplano, si bien están asentados en el mismo territorio, están distanciados de este estándar por el mestizaje (aunque sea con chibchas) y por el hecho de que hablen un español con variación, que les guste el alcohol, que aumenten la población y que causen problemas sociales. Los paisas y los santandereanos son parecidos por su mayor porcentaje de la raza blanca en el mestizaje. A los tolimenses y huilenses (con asentamiento en el valle interandino), los aleja que tengan mayor porcentaje de indio en el mestizaje, su gusto por el campo, el baile y la música, así como la religiosidad popular. Los caucanos tienen influencia blanca, son cultos y religiosos, pero son tradicionalistas, es decir, no modernos. Los nariñenses viven en un altiplano, pero se distancian por la influencia de lo indígena y porque son tradicionales en la técnica.

Los costeños

La región del litoral Atlántico es identificada con la población a la que se denomina costeña. Se presenta como descendiente de los tres grupos raciales, con predominio de mulatos. La categoría costeño se usa para señalar el mestizaje; la categoría indio se nombra por separado y muchas veces va acompañada de etnónimos en la denominación. Ser posicionado dentro de la categoría indio equivale a ser identificado con el arraigo de la costumbre y la tradición, términos que connotan un vínculo con el pasado y que le niega su contemporaneidad.

El costeño es una categoría a la que se le asignan atributos raciales y culturales, es ubicada en un cli-ma cálido seco y se le atribuye una cantidad media de población. A la población se le asignan rasgos de personalidad característicos que, se supone, se derivan del mestizaje de sus ascendientes y un modo de vida, que es a la vez tradicional e imitador de lo foráneo. Rojas (1987, 113) manifiesta que ''es eufórico, depresivo, rebelde y acomodaticio. Tiene tendencia a aceptar los patrones tradicionales, y a la par a imitar los foráneos. A pesar de su individualismo es generoso con el extraño, locuaz, festivo y tolerante''. El rasgo de personalidad rebelde hace referencia a su ascendencia de los caribes, señalados como guerreros y que ocupan una valoración intermedia en la clasificación que se hace dentro de la categoría indio: chibchas/ caribes/ indios de las zonas bajas.

A los costeños se los identifica especialmente con estereotipos relacionados con la alegría y la tranquilidad, atributos que también se asignan a la categoría negro. En este orden de ideas, se infiere que se da énfasis a la herencia de la ascendencia situada en la categoría negro. Similar anotación se puede hace con respecto al folclor. En la región, el folclor se relaciona con las fiestas tradicionales y la música, que en palabras de Sánchez (1981, 117) es ''de ritmo muy propio para el baile y que dominan en el ambiente costeño. Tienen origen negroide''. La música y el baile se fijan como características propias de los costeños. Valencia y Romero (1977, 85) expresan que la ''música y el baile son manifestaciones muy comunes y dominantes del costeño [...]. La música y el baile expresan en esta región, la influencia negra''.

En resumen, la categoría costeño se usa para delimitar a la población mulata de la Costa Atlántica de Colombia. En la jerarquía social, los costeños ocupan el segundo lugar después de la población de la región andina, para lo cual se le adjudican atributos con una valoración intermedia: asentamiento en un clima cálido seco (entre el clima frío y templado de los Andes y el clima cálido húmedo de las tierras bajas), cantidad media de población, predominio de mulatos, mestizaje entre las razas blanca y negra (entre mestizos de los Andes, con una mejor representación, y zambos con una representación negativa) y con ascendencia de los caribes (entre los chibchas y los indios de las zonas bajas).

Los llaneros

Las poblaciones de los Llanos Orientales, la Amazonia y la Costa Pacífica ocupan la base de la escala social, de acuerdo con el criterio geográfico que califica negativamente a las tierras bajas. Sus territorios son delineados como espacios extensos y poco poblados.

El criterio de la cantidad de población es usualmente utilizado en los manuales escolares y su contenido cobra distintos sentidos. En este caso, está articulado a un argumento geográfico y económico. Se establece que la distribución desigual de la población opera en función de las condiciones del paisaje natural. Marañón y otros (1984) plantean que la existencia de mayor población en determinadas áreas se debe a que el paisaje natural brinda las condiciones físicas más favorables (clima adecuado para la producción, facilidad para la comunicación, alta cantidad de recursos minerales) para satisfacer las necesidades humanas. La baja población en ciertas áreas se debe a que el paisaje ofrece escasas condiciones propicias para la vida. A la vez, se manifiesta que el ''hombre elige'' para vivir climas convenientes para la economía, dado que la economía depende de los recursos naturales y de la actividad humana.

El esquema argumentativo puede plantearse así: el paisaje natural favorable incide en la mayor concentración de población y el mayor desarrollo económico. Por lo tanto, nosotros somos más ricos y desarrollados porque estamos ubicados en un mejor paisaje natural. Aplicado a Colombia, a la zona andina se le adjudica más desarrollo económico y mayor cantidad de población (desde tiempos históricos con los chibchas y luego con la llegada de los españoles), por gozar de un ambiente con variedad de climas y abundancia de recursos minerales, lo que influye en lograr más actividad económica y alta productividad. A la zona andina le siguen las llanuras de la Costa Atlántica con una cantidad intermedia de población, que incluso se remonta a la época histórica con los caribes. Y, finalmente, las tierras bajas, donde no se concentraría la población debido al clima, calificado como malsano, y por la vegetación exuberante, como es el caso de las selvas tropicales. De esta forma, al relacionar la categorización de la población con las condiciones ambientales como causa de la cantidad de población y el desarrollo económico, se obvian las contradicciones sociales y las interrelaciones conflictivas entre el centro de poder asentado en el altiplano cundi-boyacense y las regiones periféricas.

De acuerdo con el criterio racial, la población de la Orinoquia o Llanos Orientales se considera una mezcla entre blancos, indios y negros, con predominio del mestizaje entre blancos e indios. La categoría llanero alude especialmente a los mestizos. Los indígenas se identifican por separado a través de nombres alusivos a cada etnia. El contenido de las categorías se llena con criterios raciales y culturales que delimitan tanto rasgos de personalidad como distintos modos de vida. En la escala territorial de los llanos, la jerarquía se organiza en este orden: llanero / indio; el llanero constituye el nosotros en oposición a los indígenas. Se menciona al llanero cuando se hace referencia al vaquero y al folclor de los llanos, para lo cual se cita la música, el baile del joropo y el galerón, e instrumentos tales como el arpa, las maracas y el cuatro, asociados a los rodeos y las ferias. Así mismo, atañe a los pueblos y a las grandes haciendas, señas de identidad del nosotros que conlleva al desarrollo.

Los significados de la categoría indio remiten al aislamiento para mantener la costumbre y la tradición, características que se le atribuyen a sus preferencias y no a la relación con el resto de la sociedad. Igualmente, se hace una separación entre los estilos psicológicos de estas dos poblaciones: ''El mestizo es rebelde, franco y servicial, amigo de la tradición, dichos y el canto. Por el contrario el indígena prefiere el aislamiento como forma de conservar su vida y tradiciones. Además es esquivo, nómada e industrioso'' (Rojas, 1987, 115).

A la categoría llanero se le atribuyen rasgos de personalidad específicos, en los que se resalta la franqueza, la generosidad, la valentía, la altivez, la hospitalidad y el amor a la libertad. Esta personalidad se asume como derivada de unas condiciones de vida dura, la mezcla entre blancos e indios y la participación en las guerras de independencia. La mirada de los llanos y los llaneros se hace con el lente de la colonización de las tierras. La colonización es vista como un avance en la integración de la región al desarrollo a través de la producción agropecuaria. A veces se menciona que la mayoría de los colonos son producto derivado del desplazamiento de la población de la región andina por los problemas económicos, obviando los conflictos políticos.

Si bien la población de los Llanos se ubica en la última escala de la representación social, de acuerdo con los criterios de la cantidad de población y la ubicación en las tierras bajas, se puede notar que la representación del llanero no es tan negativa. A la categoría llanero se le puede adjudicar población escasa y dispersa, y se asume que vive en un clima malsano. Así mismo, se le asocia con el mestizo, la valentía, la altivez. Es un nosotros (donde predomina el mestizo) en la frontera que trabaja rudamente para colonizar las sabanas y convertirlas en grandes minifundios que se articulan al desarrollo con la producción agropecuaria.

En resumen, la categoría llanero constituye el nosotros en la Orinoquia. Ser mestizo en términos raciales, valiente en los rasgos de personalidad, estar asociado al pueblo, la hacienda y el folclor, son los criterios que se usan para construir la representación social de su pertenencia a tal categoría. Los otros, aparecen bajo la categoría indios y se los designa negativamente, relacionándolos con el aislamiento y la tradición.

La población de las selvas tropicales

La población de la Amazonia y de la Costa Pacífica recibe la carga más negativa del esquema clasificatorio, pues además de habitar las tierras bajas, que significa territorio amplio y poco poblado, cuenta con una alta proporción de gente categorizada como indios en la Amazonía, y negros en la Costa Pacífica. El criterio racial, amalgamado con el cultural, es el que se prioriza para imputar la inferioridad a los otros.

La población de la región Amazónica se adscribe a las categorías blanco, mestizo e indio. Los catalogados como blancos y mestizos se asocian con los centros urbanos, referencia territorial de pertenencia al nosotros. Por el contrario, la categoría indio cobra contenido por su asociación con la selva. En tal medida, para miembros de la categoría indio de la selva, las características están fijadas de antemano: son salvajes y semisalvajes. La categoría indio incluye a una gran variedad de grupos étnicos, que son nombrados a través de etnónimos; no se sabe cuántos son y sus modos de vida se califican como primitivos y se ubican en el pasado: ''Algunas parece que no han salido de la edad de piedra, porque ni siquiera han llegado a ella. Los indígenas conservan sus costumbres, creencias y folclor primitivo'' (H.M.M., 1979, 139-140).

El folclor de la Amazonía se vincula con la categoría indio, lo que probablemente se debe a la poca cantidad de blancos y mestizos. Si bien en los manuales escolares no se informa sobre la proporción entre los grupos sociales, se infiere que blancos y mestizos son menos que los indígenas. Valencia y Romero (1977, 85) plantean: ''En la Amazonía encontramos un folclor netamente indígena, caracterizado por danzas y cantos, ceremonias y fiestas, en las que hay disfraces y máscaras de vivos colores''.

En el campo simbólico, si bien se reconoce como habitada por indígenas, la Amazonia no aparece como territorio de esas poblaciones, sino como un territorio que aún no ha sido dominado por el nosotros para incorporarlo al desarrollo. Es un espacio amplio que, por un lado, tiene un clima malsano y es poco habitado; por otro lado, es una reserva de recursos naturales y minerales.

En la región del litoral Pacífico se ubica la población heteroidentificada en las categorías negro, mulato e indio, con predominio de afrodescendientes y con baja proporción de blancos y mestizos:

La llanura del Pacífico en Colombia está habitada en su mayor parte por negros, descendientes de los esclavos traídos del África durante la Colonia, para el laboreo de las minas, y por mulatos, producto de la mezcla del negro con el blanco; el mestizo de blanco e indio y blanco puro se encuentran en muy escasa proporción en esta región. La densidad de población es baja, debido a las condiciones climáticas y de salubridad ya descritas; el mayor número está radicado en los centros urbanos, mineros y portuarios de la zona. En la región selvática y la costa habitan algunas tribus semisalvajes en estado de abandono y atraso: los chocoes, los cunas, los citaraes y los cholos, son los principales representantes. (Valencia y Romero, 1977, 106-107)

Si bien en la Costa Pacífica se registra una mayor proporción de gente diferenciada por el color de piel, que convive con los llamados mulatos e indios, la identificación de la región con la categoría negro, al parecer, es un mecanismo de gestión de la alteridad que vincula la representación de la región como subdesarrollada al relacionarla con la gente que vive ahí. Esto es así porque la población nombrada como negro, en regiones como la andina, es poco mencionada, mientras que, como parte de la región Pacífica, es representada enfatizando las características negativas. Además, en la cita anterior se puede observar cómo se recalca la baja presencia de los llamados blancos y mestizos que se asocian con el desarrollo. Soler (2008) también encontró, en manuales escolares de ciencias sociales publicados entre 2002 y 2004, que esta población no se nombra como habitante de varios departamentos en los que constituye una importante proporción de la población.

La región del Pacífico recibe el significado de ser, por un lado, un territorio con clima malsano y atrasado económicamente; por el otro, es tratado como un territorio con inmensos recursos minerales. La baja densidad de población se vincula con el clima malsano, el bajo desarrollo, las escasas vías de comunicación y la poca intervención estatal. A la población se la relaciona con un bajo nivel de vida y problemas tales como el desempleo, la desnutrición, la insalubridad, la emigración, la vivienda deficiente, la carencia de servicios públicos y, en general, con los indicadores del subdesarrollo que requieren mayor intervención institucional. Se hace una apreciación negativa de la población a través de las categorías negro e indio. Con la primera se describe a gente pobre, mal vestida, amiga de la fiesta y el alcohol, mientras que la visión de los indios es de salvajismo, aislamiento y atraso económico:

La región está constituida sobre todo por el grupo étnico negro (80%). El resto son mestizos, mulatos y blancos. También habitan la región algunos grupos indígenas como las Catíos y los Cunas en la región del Urabá, quienes viven en un notable grado de aislamiento y atraso económico. Sin embargo, tienen su propia lengua, sus costumbres y sus leyes. Idiosincrasia. Es un pueblo fiestero y amigo de bebidas embriagantes, las mujeres y hombres andan descalzos y con ropas ligeras. Practican bailes como el currulao, la danza chocoana, tocan el tambor y la marimba. Las condiciones económicas a las que han sido sometidos, les ha imposibilitado el logro de un mayor desarrollo. (Rojas, 1987, 113)

En síntesis, la población de la región del Pacífico es heteroidentificada con una valoración negativa que la posiciona en la alteridad. La categoría negro cobra contenido a través de gente fiestera, pobre y subdesarrollada, que requiere la intervención estatal. La categoría indio se define en la dimensión del salvaje y semisalvaje.

Al detallar la identificación de la población de las tierras bajas se observa que implícitamente hay una subdivisión que jerarquiza a la población en el orden: Llanos Orientales/ Amazonia, Costa Pacífica. Los criterios de cantidad de población y geográficos son iguales y, por lo tanto, dejan de ser operativos. La jerarquía se erige a través del criterio racial y cultural. El valor más alto de los Llanos Orientales se lo dan los llaneros, porque racialmente son mestizos y su modo de vida está más articulado al desarrollo. En cambio, en la Amazonia y el Pacífico predominan los otros, a quienes se les atribuye un estilo de vida peculiar en oposición al modo de vida del nosotros.

Es de anotarse que Sánchez (1981) también establece una estratificación de la población de las regiones mediante la religión y la alimentación. Para el autor, el andino es católico fervoroso y practicante, y su alimentación es abundante, sana y variada, con el mayor consumo de carne, huevos y lácteos. Los costeños son católicos pero muy indiferentes, su alimentación es sana y abundante, constituida de arroz, coco, plátano, pescado, ñame y queso. Los llaneros son católicos pero poco practicantes y con muchos agüeros y prácticas de hechicería; su alimentación se califica como poco variada pero nutritiva. La población del Pacífico es católica pero muy supersticiosa, con creencias en hechicería, maleficios y magia, y su alimentación es ''muy pobre, se compone de pescado, arroz, plátano, queso y chontaduro''. La población de la Amazonia ''tiene creencias propias pero hay literatura'', y su alimentación es descrita como pobre: carne de animales de caza, pescado y yuca.

Esta categorización jerárquica de la población según la región, es similar a la que Herrera y otros (2003) encontraron en los manuales de ciencias sociales de Colombia publicados en la primera mitad del siglo XX. En dichos manuales se reproduce una tipología social por regiones organizada según la cosmovisión que asocia las características humanas con la raza, la geografía y el grado de cercanía a la cultura hispánica.

Las razas

La categorización más usada está organizada con base en la idea de raza. Sirve como unidad de referencia simbólica para hacer distinciones de la población en la escala de la región y la nación. La clasificación más usada es la que divide a las razas en blanca, negra y amarilla. La categoría indio es clasificada como variante de la raza amarilla y se le denomina raza cobriza o amerindia. A partir de esta definición de razas, se plantea que la población de Colombia tiene sus orígenes en estos grupos raciales: el indio, el blanco y el negro.

En la noción sobre las razas se plantea que todos los hombres pertenecen a una misma especie y que las diferencias que se expresan en el fenotipo son secundarias, debidas a cambios dados por el clima, la alimentación y los estilos de vida. Explícitamente se niega la existencia de razas puras y la clasificación de razas superiores o inferiores, pero más que una descripción de fenotipos, el discurso contiene varios contenidos específicos en los que concurren aspectos de la ideología racistas, mediante una clasificación jerarquizada de las razas: blanco / indio, negro, así como del mestizaje: mestizos / mulatos / zambos.

Nosotros: los blancos

La categoría blanco recibe las denominaciones de blanco, blanco europeo, español, hispano, conquistador o colonizador. Se le asocia con el español y el criollo, aunque también se hace extensivo a los europeos.

En los manuales escolares, la categoría blanco se representa en forma positiva a la vez que se minimizan los aspectos negativos, con el fin de hacer relevante esta categoría en oposición a las de indio y negro. La categoría blanco se muestra como sujeto activo, quien al lado de unos pocos hombres que actúan por decisión propia, logra imponer su cultura y ocupar las posiciones de poder, lo que obvia todo el respaldo de la concentración de fuerza y capitales que le apoyaron. La información se ocupa en mostrar la presencia de las elites a las que se les asigna la riqueza, el poder y el gobierno; se establece la relación de los criollos con la cultura de los peninsulares y se asocia al colonizador con la zona andina y la Costa Atlántica, regiones con mayor valoración.

En los departamentos de la región andina, se menciona la existencia de blancos puros, descendientes de españoles por línea paterna y materna, contabilizados como la cuarta parte de la población y algo más. En la presentación positiva de la categoría blanco se usa como recurso lingüístico la construcción activa donde el español es el agente que realiza la acción, como se observa en la cita que sigue:

El español vino sólo en un principio y se mezcló a las indias, pero luego llegaron mujeres españolas y entonces se pudieron conservar algunos núcleos de blanco puro. El español ha legado a la raza la altivez, el orgullo, el sentido del honor, la religión, el idioma y la cultura en general. El blanco puro, que es un poco más de la cuarta parte de la población, se halla en las regiones montañosas de Antioquia, Caldas y Santander y en las mesetas de Cundinamarca, Boyacá y Nariño. (Sánchez, 1981, 97)

El discurso organiza el aporte de cada raza al colombiano. El término aporte conlleva un significado de contribución que quita énfasis a la violencia de la imposición. El aporte del español se sitúa del lado positivo. Se mencionan rasgos de personalidad en los que se acentúa la acción, el honor y la religiosidad: el idioma español, la religión católica y, en general, la cultura occidental.

La categoría blanco es definida como el nosotros y en su representación se sigue la estrategia de hacer una presentación positiva y atenuar los aspectos negativos. Igualmente, Herrera y otros (2003) encontraron que en los manuales escolares de ciencias sociales entre 1900 y 1950, se enaltece la labor de los españoles y su herencia cultural, se rescata la impronta de su personalidad etiquetada en la nobleza y la hidalguía, las costumbres españolas se enuncian dentro de los hábitos exquisitos, dignos de ser imitados y el legado español se trae a la memoria colectiva como modelo a emular. Soler (2008) demuestra que en los textos de ciencias sociales, publicados entre 2002 y 2004, hay una tendencia a tergiversar, suavizar y generalizar los procesos históricos que sirven de base al racismo y la dominación social.

Los otros: indios y negros

En los manuales escolares examinados, la categoría indio hace parte de un recurso discursivo que persigue representar y delimitar a una población como no perteneciente a la civilización y a la modernidad del nosotros.

La categoría indio se nombra como indios, indio colombiano, indígena, aborigen, nativo o se usan los etnónimos. El proceso de imposición de la alteridad a la categoría indio para hacer alusión a la época de la conquista opera a través de la oposición de la positividad de la civilización a la negatividad de los salvajes y bárbaros. Los salvajes se definen por su modo de vida articulado a la caza, la pesca y la recolección de frutas y raíces, con uso de instrumentos de piedra. Los bárbaros, por su economía basada en la agricultura, la domesticación de animales, la cestería, la orfebrería y el trabajo con algunos metales (Cfr. Marañón et al., 1984, 114).

Además de ser clasificados como bárbaros y salvajes, los indios se dividen en forma jerarquizada con el criterio de la región en el siguiente orden descendente: los andinos, habitantes de las mesetas y montañas de los Andes / los caribes, asociados a la Costa Atlántica / los indios de la región oriental, asociados a los Llanos Orientales y la Amazonia:

El Indio colombiano pertenecía a una de las 3 grandes ramas: los Andinos, o habitantes de la región montañosa y mesetaria, eran los de más desarrollada cultura; los Caribes, habitantes de las costas, eran guerreros y aun antropófagos, y los Pampeanos de las llanuras orientales, muy primitivos y salvajes. Entre las virtudes del Indio sobresalen su resignación ante el dolor, el espíritu guerrero y la altivez de ánimo, entre sus defectos una gran timidez y la hipocresía. El indio puro apenas representa poco más del 1.5% de la población total y se hallan en la Costa Pacífica, Urabá, Guajira, Llanos Orientales y Selvas Amazónicas, distribuidos en varias tribus. (Sánchez, 1981, 97)

Los chibchas, ubicados en la región andina, se consideran los de mayor desarrollo cultural, no solo del país sino entre la población de América. Los criterios usados para la clasificación son la mayor cantidad de personas y el desarrollo social y económico. Se plantea que a la población de los Andes se le impuso la cultura de los conquistadores y fueron incorporados a través de diferentes instituciones, que se presentan en forma general y atenuando su acción (con términos como conversión) con significados que remiten a una función benefactora (las encomiendas donde un grupo de indios se encomendaba al español para su cuidado), y al propósito evangelizador (Reducciones. Tenían como finalidad catequizar a los nativos), (Cfr. H.M.E., 1979, p. 230).

A los caribes, posicionados en la escala media, se los relaciona con la Costa Atlántica y se les atribuyen cualidades personales intrínsecas relacionadas con la guerra. De ahí que se los califique como guerreros, robustos, feroces y fuertes, además de otras características que enfatizan la diferencia cultural como la deformación del cráneo y prácticas socialmente rechazadas, como el canibalismo. Los caribes son los indios malos, guerreros, muy diferentes y liminales; un orden simbólico acorde para justificar su eliminación. Siguiendo la estrategia de quitar el énfasis a las actividades negativas del nosotros, en la siguiente cita se usa la voz pasiva para atenuar la responsabilidad de los españoles en el exterminio, así como una inversión de la agencialidad en las acciones. También se usa el verbo ''adoptaron'' para representar al indígena optando por su voluntad por la cultura de los conquistadores:

La densidad de los grupos aborígenes influyó en los variados efectos de la conquista en las distintas regiones. Los resultados más drásticos se vieron en las densamente pobladas tribus de agricultores. En las sabanas del Caribe la mayor parte de los indios fueron eliminados porque la caballería española era muy eficaz en las llanuras. Los pocos sobrevivientes adoptaron la cultura de los conquistadores (H.M.E., 1979, 229-230)

Finalmente, la categoría indio de la región oriental es ubicada en la base de la escala social y es percibida como salvaje, escasa y dispersa. En la muerte de la gente de las tierras bajas, el conquistador no se muestra directamente como responsable. Los indios perecen porque luchan contra el invasor, es decir, se les responsabiliza de las acciones que los perjudican, y por enfermedades, como algo natural: ''[...] habitaron grupos que en su lucha contra el invasor perecieron en gran número, otros fueron eliminados por las enfermedades y muy pocos se sometieron''. (H.M.E., 1979, 230).

La categoría indio contenido en el presente remite a negar su contemporaneidad. En las selvas tropicales es salvaje y semisalvaje, primitivo y atrasado. En las otras regiones se le atribuyen significados de no modernidad, vínculos con el pasado, las costumbres y la tradición. Se enfatiza en el número reducido, alejado y la dispersión de la población. Las cifras varían ampliamente entre los autores pero se mantiene la proporción de la población en la categoría indio como la menor, seguida de la categoría negro y más alta en la categoría blanco. El resto de la población se muestra como parte del mestizaje. La baja cantidad de población se explica porque ellos se retiraron a zonas inaccesibles y poco productivas, significado que remite a sí mismos, no a su relación con los conquistadores y colonizadores. Se les vaticina un futuro con menos población: ''Estos grupos tienden a disminuir porque su dieta alimenticia es deficiente, les faltan drogas, servicios médicos y mejorar los rudimentarios sistemas de producción que los ponen en desventaja frente a los demás, a lo cual se agrega que a las zonas a donde debieron retirarse son poco productivas'' (H.M.E., 1979, 229-230).

La categoría negro es otra construcción ideológica de la colonialidad, empleada en el establecimiento de relaciones de dominación cultural, a través de un proceso de alteridad de una población, a la que se representa negativamente en oposición a la categoría blanco.

La categoría negro se une con África y la esclavitud. Se informa sobre la violencia y la crueldad provocada por los europeos contra la población traída desde África, la incidencia de De las Casas en la esclavitud y se menciona a san Pedro Claver como defensor. No se mencionan las formas de resistencia y sublevación de la población esclavizada. Geográficamente, es vinculada con las tierras bajas, especialmente de la Costa Pacífica, aunque también se menciona la Costa Atlántica, las islas de San Andrés y Providencia y los valles interandinos. El modo de vida de la gente del Pacífico se asocia con los indicadores del subdesarrollo y los estereotipos de la tranquilidad, la alegría, la música y la danza con mucho movimiento del cuerpo. En el ''legado'' para la nación, se enfatiza en atributos del cuerpo, la resistencia física al trabajo y a los climas cálidos. Los Hermanos Maristas (1979, 230) añaden una mayor integración a la cultura dominante. En este planteamiento, usan una construcción lingüística activa, donde los negros aparecen como los protagonistas; son ellos quienes aceptan la cultura española, no se la imponen, con lo cual obtienen la entrada a la sociedad colombiana. En el perfil psicológico se menciona la imaginación (¿en oposición a la razón?), la sensibilidad, la indolencia y la reserva:

El negro importado de África vino en condición de esclavo para los trabajos de las minas y sufrió la crueldad de sus amos. Trajo consigo la gran resistencia física al clima y al trabajo, su gran imaginación, pero también la indolencia y la reserva ante las demás razas. El negro se ha conservado más o menos puro en Costa del Pacífico, con especialidad en la región chocoana. (Sánchez, 1981, 97-98)

En resumen, la categoría negro se relaciona con la esclavitud, con África, con las tierras bajas, con significados centrados en el cuerpo (fuerza física, resistencia al clima cálido, danza con mucho movimiento), con estereotipos como la imaginación y la alegría, la indolencia, la reserva ante las demás razas y el subdesarrollo en la Costa Pacífica.

El mestizaje

Si bien se informa por separado sobre cada uno de los grupos raciales, se manifiesta que hay un mestizaje de la población que se contabiliza en una proporción de cerca del 70%, cuya mayoría serían mestizos, seguidos de mulatos. Se reconocen como grupos de mestizaje: a) mestizos, descendientes de españoles e indios, b) mulatos, mezcla de blanco y negro y c) zambos, mezcla entre indios y negros. Además se usa la categoría triétnico para mencionar un mestizaje equilibrado entre blanco, indio y negro.

Se jerarquizan los grupos de mestizaje, dando mayor predominio al mestizo, seguido de los mulatos y, finalmente, los zambos. Las variables utilizadas son la cantidad de población, la ubicación en la región, los rasgos de personalidad y el desarrollo cultural. Se hace una presentación positiva del mestizo, al que se le considera el grupo más importante. Se lo ubica en la zona andina, se le atribuye mayor desarrollo cultural, más cantidad de población, así como rasgos de personalidad valorados positivamente, entre los cuales figuran la reserva, la cortesía, el amor al trabajo y la aptitud para las áreas profesionales y la política (Cfr. Sánchez, 1981, 98). La representación del mulato se relaciona con una cantidad intermedia de población (entre mestizos y zambos); se le sitúa en las costas y se le asignan cualidades de fiestero, generoso, imaginativo y esforzado en el trabajo, estereotipos similares a los que se le adjudican a la categoría negro. El zambo ocupa la base en la escala del mestizaje; su número se considera reducido. Prácticamente se considera inviable, pues se predice su disminución en el futuro, aduciendo que ''estas dos razas se repelen'' y que tienen como tabú su unión:

Los mestizos. Resultantes de la unión de indios y blancos; estas uniones fueron muy comunes en los primeros tiempos de la Conquista, de suerte que los mestizos van a conformar el mayor porcentaje de la población del país. Los mulatos. Resultantes de la unión de los blancos con los negros. Estas uniones, aunque menos frecuentes, dejaron sus frutos más que todo hacia las costas, con predominio en la del Pacífico. Los zambos. Resultantes de la unión de negros con los indios. Aunque fue muy limitada, pues los dos grupos, por temperamento y quizá por sus creencias, se rechazaban. (Valencia y Romero, 1977, 80-81)

Los Hermanos Maristas plantean que las fronteras étnicas se mantienen y se distribuyen espacialmente, de tal forma que dibujan el mapa de la población de Colombia con base en el criterio racial. Los blancos ocupan la cúspide de la pirámide social, están ubicados en las ciudades (algunos de ellos en el campo), especialmente en las capitales de las regiones andinas, donde la sabana cundi-boyacense ocupa el primer lugar. Los mestizos predominan en la región andina, en el campo y en la ciudad. Los inmigrantes del campo vendrían a constituir una buena proporción de los pobres urbanos; se aclara entonces que las elites se autocomprenden como racialmente blancas y establecen una separación con los mestizos, categoría en la que instalan preferentemente a los campesinos y urbanos pobres. Los mulatos se sitúan en las tierras bajas de la Costa Atlántica y los negros en la Costa Pacífica y en las orillas de los ríos Cauca y Magdalena. Los indios se localizan en las selvas tropicales, los Llanos Orientales, la Guajira y en algunos lugares de los Andes como la Sierra Nevada de Santa Marta, Sierra de los Motilones y Tierradentro. Los zambos no se mencionan:

Sin embargo, las fronteras étnicas no se han borrado por completo; todavía se da importancia a ciertas características asociadas con estos grupos étnicos aunque no sirvan para demarcar diferentes categorías sociales. (...). El grupo blanco prefiere vivir en los centros urbanos y en especial en la capital y ciudades de la región andina. Los mestizos viven en las cordilleras donde los descendientes de las tribus aborígenes se mezclaron con los conquistadores españoles. Aunque la población mestiza predominaba en las zonas rurales su número aumenta en las ciudades porque hay una migración muy grande de los campos a las ciudades. Esta tendencia se nota en la población negra y mulata que está distribuida sobre todo a lo largo de las costas y de los grandes ríos interandinos, donde vivían pocos indios o donde fueron eliminados durante la conquista. El resto de indios se halla en la Llanura del Pacífico, Sierra Nevada de Santa Marta, Guajira, Sierra de los Motilones, Tierradentro y riberas de los ríos de la Amazonia y la Orinoquia. (H.M.E, 1979, 229)

Para terminar esta sección se puede decir, siguiendo a Quijano (2003), que la colonialidad del poder ha sido más profunda y duradera que el colonialismo donde fue engendrada. Está vigente en los manuales escolares de Geografía, publicados entre 1970 y 1990, en los que se expresa un discurso racista y discriminatorio que favorece la representación de la población categorizada como blanco, que se constituye en el nosotros, y denigra a la población heteroidentificada como indio y negro, instaurada como los otros. De igual manera se hace con el mestizaje, siguiendo el orden jerárquico: mestizos/ mulatos/zambos, donde la mayor valoración se adjudica de acuerdo con la presunta participación de la raza blanca. Sigue operando como un mecanismo ideológico de dominación cultural que naturaliza la clasificación jerárquica de la población con la idea de raza y con ello, impone la intersubjetividad eurocéntrica de percepción de lo social.

Conclusiones

Con esta primera aproximación a los manuales escolares de Geografía, publicados en Colombia entre 1970 y 1990, se infiere que la identificación de la población da cuenta de la distribución de poder en la sociedad. Se organiza por medio de la imposición de categorías nombradas con base en la raza (blanco, negro, indio, mestizo), la posición social (el pueblo, los pobres) y el territorio (andinos, costeños, llaneros), definidas mediante contenidos relacionados con cualidades fenotípicas, rasgos de personalidad, la economía, la geografía y características culturales y sociales, las cuales se asocian como propiedades fijas para marcar la distinción entre un nosotros y un otros, y así presentarlos como naturalmente superiores e inferiores, y no como la historia de las relaciones racistas de poder en el mundo moderno colonial, visualizada por Quijano (2000, 2003).

Las categorías de identificación de la población expresan un esquema de polarización entre nosotros, representados positivamente, y ellos, representados negativamente (Van Dijk, 2008). El nosotros ocupa el lugar desde el cual se enuncia el discurso, con el cual se sienten identificados los autores de los manuales escolares. Frecuentemente el nosotros está asociado con los colectivos con mayor poder, mientras que los otros suelen estar vinculados con los grupos sociales con menor poder, de forma tal que en cada escala socio-espacial se construye un nosotros y un otros dependiendo de la relaciones sociales establecidas en el contexto específico. En tal caso, se sugiere que los manuales escolares examinados promueven la auto-comprensión o subjetividad situada (Brubaker y Cooper, 2005) de las élites que nombran, clasifican y jerarquizan a la población al articular el discurso racista con la clase social y el dominio territorial. Para esto, se atribuyen así mismas las características valoradas positivamente como la raza blanca, la ciudad, el español estándar, la religión católica, la educación, la región andina y la construcción de la nación, y favorecen la identificación con una nación homogénea culturalmente que a su vez se asocia con la categoría blanco y con la ascendencia europea. Esta categoría entra en contraste con el resto de la población, categorizada como campesino, pueblo, indio, negro, mulato, costeño, llanero, entre otros. A estas poblaciones se les asigna atributos raciales, demográficos, sociales, culturales y geográficos con una representación negativa o menos favorable, por medio de lo cual se les impone una posición de alteridad, aunque en cada escala socio-espacial se organicen de manera particular para establecer un nosotros y un otros que se acerca o aleja de las elites y los territorios donde se concentra el poder.


Referencias

Brubaker, R. y Cooper, F. (2005). Más allá de la ''identidad''. En W. Loic, (Dir.), Repensar los Estados Unidos para una sociología del hiperpoder (pp. 178-208). Barcelona: Anthropos.

Calsamiglia, H. y Tusón, A. (2007). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. (2 ed.). Barcelona: Ariel.

Herrera, M; Pinilla, A; Suaza, L. (2003). La identidad nacional en los textos escolares de ciencias sociales. Colombia 1900-1950. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional.

Quijano, A. (2000). Colonialidad y Clasificación Social. Journal of World Systems Research, 2, (6), 342-386. Special Issue. Festschrift For Immanuel Wallerstein - Part 1.

Quijano, A. (2003). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. En E. Lander (Comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. (pp. 201-246). Buenos Aires: Clacso.

Soler, S. (2006). Racismo discursivo de élite en los textos escolares de ciencias sociales en Colombia. Revista de investigación, 2 (6), 255-260.

Soler, S. (2008). Pensar la relación análisis crítico del discurso y educación. El caso de la representación de indígenas y afro descendientes en los manuales escolares de ciencias sociales en Colombia. Discurso & sociedad. 3 (2), 642-678.

Van Dijk, T (2008). Ideología y discurso. Barcelona: Ariel.

Wodak, R (2003). El enfoque histórico del discurso. En: Wodak y Meyer. Métodos de análisis crítico del discurso. (pp. 101-142). España: Gedisa.

Manuales escolares como fuente de información

Hermanos Maristas. (1979). Geografía Física y Humana Aplicada a Colombia, primer año de bachillerato. Cali: Norma.

Marañón, M., Gómez, H., Vega, A., López, G. y Prada, C . (1984-1986). Geografía Física, General y de Colombia. Bogotá: Norma.

Rojas, R .(1987-1988-1989). Brújula: Geografía de Colombia 6. Bogotá: Voluntad.

Sánchez, H .(1981). Geografía física general y de Colombia. Medellín: Bedout.

Valencia, P; Romero, A. (1977). Geografía general - física y de Colombia 1. Bogotá: Ediciones cultural, segunda edición.