Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte

They Will Shine Like Diamonds. A Buddhist Resilience Program in Arts

Publicado
2017-06-16

Esta investigación, desarrollada durante dos años en el marco del Proyecto remine, Programme for Research and Innovation Horizon 2020, demuestra que se puede aumentar la resiliencia a través del arte. Los estresores los seleccionamos del enfoque budista sobre la vida y la muerte, la urgencia de vivir plenamente y de reconfigurar nuestras prioridades diarias. Esto se ha vertido en un programa que ha combinado situaciones para confrontarse a ellas (vejez, enfermedad, muerte, impermanencia, etc.), utilizando el arte para vehicularlas. El concepto resiliente empleado se ha basado en las fortalezas y creatividad del individuo, y alienta un entorno colaborativo apropiado (ahondando en la autoestima, confianza, humor, concentración, habilidades relacionales, tolerancia, etc.). Hemos empleado el test iaar© como instrumento de medida, validado por la comunidad científica, con test/retest en grupo propio y de control, en dos cursos académicos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada.

El resultado ha sido alentador y los participantes han mostrado a partir de sus experiencias su capacidad de comunicar sentimientos a través del arte, y se han enriquecido en la transversalidad que les proporcionan los temas tratados en la ética budista, que ha sido en todo momento respetuosa con sus propias creencias personales.

Palabras clave: resiliencia, enseñanza de arte, arte y ética budista, mindfulness (es)
resilience, art education, art and Buddhist ethics, mindfulness (en)
Joaquín Sánchez-Ruiz, Universidad de Granada

Investigador principal

Profesor titular del Departamento de Escultura de la Universidad de Granada, España. Escultor y profesor titular del Departamento de Escultura. Ha obtenido dos sexenios de investigación. Miembro del Grupo de Investigación hum 456 y de varios proyectos de innovación docente. Ponente en diversos congresos nacionales e internacionales. Estancias en instituciones internacionales de bellas artes en Florencia, Roma (Italia), México D.F. Maburgo, Munich, Berlín (Alemania), Misiones (Argentina), Albuquerque (Estados Unidos), etc. Ha disfrutado de numerosas becas de investigación, destacando la daad (Deutsche Akademische Austausch Dienst) alemana en dos ocasiones, la Formación de Personal Docente e Investigador (fpdi) durante cuatro años y la Beca Posdoctoral para el extranjero en Carrara (Italia) durante dos años. Ha tenido diversos cargos de gestión, como secretario del Departamento de Escultura y membresías en diversas comisiones departamentales. Ha coordinado el Curso de Experto de Artemediación de la Universidad de Granada, y ha generado artículos científicos relacionados con mindfullness y corporalidad del arte, destacando el libro subvencionado por la Junta de Andalucía Enseñar arte es hacer feliz.

Elizaberta López, Universidad de Granada

Investigador colaborador

Profesora contratada, doctora del Departamento de Escultura de la Universidad de Granada, España. Arteterapeuta por la Universidad de Murcia. Miembro de la Comisión de Calidad de la Docencia. Miembro de la Comisión Académica y docente del Máster oficial en Producción e Investigación en Arte y del Área Plástica del Aula de Mayores. Miembro del Grupo de Investigación HUM 425. Miembro del Comité Científico Académico de la revista Adultos Mayores: revalorizando el transcurrir de la vida, y asesora externa en un proyecto de investigación en favor del colectivo de personas mayores, promovidas por la Universidad de Río Cuarto, Argentina. Tutora de estudiantes con discapacidad o con NNEE (necesidades especiales) del Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Granada. Coordinadora del Programa de Formación de Doctores en Artes de la Universidad del Valle (Colombia), la Universidad de Granada (España) y la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado (AUIP).

Jorge Alberto Durán, Universidad de Granada

Profesor titular del Departamento de Escultura de la Universidad de Granada, España. Restaurador y profesor titular del Departamento de Escultura. Tiene en su haber restauraciones e intervenciones en el patrimonio y excavaciones arqueológicas. Ha dirigido una decena de tesis doctorales. Tres sexenios. Investigador principal de proyectos I+D y proyectos de innovación docente. Ponente en numerosos congresos nacionales e internacionales. Estancias en instituciones europeas de bellas artes en Florencia, Lisboa, Praga, Hatfield, Londres o Milán. Numerosos cargos de gestión: vicedecano de Ordenación Académica y de Relaciones Internacionales, director del Departamento de Escultura, coordinador del Programa de Doctorado, miembro del claustro universitario, miembro del panel de expertos de ANECA (Agencia Nacional de la Evaluación de la Calidad y Acreditación), etc.

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APA

Sánchez-Ruiz, J., López, E. y Durán, J. A. (2017). Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte. (pensamiento), (palabra). Y obra, 18(18). https://doi.org/10.17227/ppo.num18-6280

ACM

[1]
Sánchez-Ruiz, J., López, E. y Durán, J.A. 2017. Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte. (pensamiento), (palabra). Y obra. 18, 18 (jul. 2017). DOI:https://doi.org/10.17227/ppo.num18-6280.

ACS

(1)
Sánchez-Ruiz, J.; López, E.; Durán, J. A. Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte. Pensam. palabra obra 2017, 18.

ABNT

SÁNCHEZ-RUIZ, J.; LÓPEZ, E.; DURÁN, J. A. Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte. (pensamiento), (palabra)... Y obra, [S. l.], v. 18, n. 18, 2017. DOI: 10.17227/ppo.num18-6280. Disponível em: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/revistafba/article/view/6280. Acesso em: 29 mar. 2024.

Chicago

Sánchez-Ruiz, Joaquín, Elizaberta López, y Jorge Alberto Durán. 2017. «Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte». (pensamiento), (palabra). Y obra 18 (18). https://doi.org/10.17227/ppo.num18-6280.

Harvard

Sánchez-Ruiz, J., López, E. y Durán, J. A. (2017) «Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte», (pensamiento), (palabra). Y obra, 18(18). doi: 10.17227/ppo.num18-6280.

IEEE

[1]
J. Sánchez-Ruiz, E. López, y J. A. Durán, «Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte», Pensam. palabra obra, vol. 18, n.º 18, jul. 2017.

MLA

Sánchez-Ruiz, J., E. López, y J. A. Durán. «Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte». (pensamiento), (palabra). Y obra, vol. 18, n.º 18, julio de 2017, doi:10.17227/ppo.num18-6280.

Turabian

Sánchez-Ruiz, Joaquín, Elizaberta López, y Jorge Alberto Durán. «Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte». (pensamiento), (palabra). Y obra 18, no. 18 (julio 1, 2017). Accedido marzo 29, 2024. https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/revistafba/article/view/6280.

Vancouver

1.
Sánchez-Ruiz J, López E, Durán JA. Brillarán como diamantes. Un programa de resiliencia budista en arte. Pensam. palabra obra [Internet]. 1 de julio de 2017 [citado 29 de marzo de 2024];18(18). Disponible en: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/revistafba/article/view/6280

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1. Maria Palmer i Clar. (2023). Mirades afectives sobre la cultura catalana contemporània . https://doi.org/10.30687/978-88-6969-754-8/002.


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Recibido: de febrero de 2017; Aceptado: de marzo de 2017

Resumen

Esta investigación, desarrollada durante dos años en el marco del Proyecto REMINE, Programme/or Research and Innovation Horizon 2020, demuestra que se puede aumentar la resiliencia a través del arte. Los estresores los seleccionamos del enfoque budista sobre la vida y la muerte, la urgencia de vivir plenamente y de reconfigurar nuestras prioridades diarias. Esto se ha vertido en un programa que ha combinado situaciones para confrontarse a ellas (vejez, enfermedad, muerte, impermanencia, etc.), utilizando el arte para vehicularlas. El concepto resiliente empleado se ha basado en las fortalezas y creatividad del individuo, y alienta un entorno colaborativo apropiado (ahondando en la autoestima, confianza, humor, concentración, habilidades relacionales, tolerancia, etc.). Hemos empleado el test IAAR© como instrumento de medida, validado por la comunidad científica, con test/retest en grupo propio y de control, en dos cursos académicos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada.

El resultado ha sido alentador y los participantes han mostrado a partir de sus experiencias su capacidad de comunicar sentimientos a través del arte, y se han enriquecido en la transversalidad que les proporcionan los temas tratados en la ética budista, que ha sido en todo momento respetuosa con sus propias creencias personales.

Palabras clave:

resiliencia, enseñanza de arte, arte y ética budista, mindfulness.

Abstract

This research, developed for two years under the project REMINE, Programme for Research and Innovation Horizon 2020, shows that you can build resilience through art. We have selected the stressors from the Buddhist approach to life and death, the urgency to live fully, and to reconfigure our daily priorities. This has been structured in a program that combines situations to confront them (aging, sickness, death, impermanence, etc.), using art as a tool to express them. The concept of resilience that we have used is based on the strengths and creativity of the individual and encourages an appropriate collaborative environment (delving into the sense of self-esteem, confidence, humor, concentration, relational skills, tolerance, etc.). We have used the IAAR© test as a measuring instrument validated by the scientific community, with test/retest for our group and for a control group, in two academic courses at the School of Fine Arts of the S University of Granada.

The result has been encouraging and participants have shown, from their own experiences, their ability to communicate feelings through art, enriched in the crosscutting that provide the topics covered in Buddhist ethics, which has been in all moment respectful with their own personal beliefs.

Keywords:

resilience, art education, art and Buddhist ethics, mindfulness.

Resumo

Esta pesquisa, desenvolvida durante dois anos no marco do Projeto REMINE, Programme for Research and Innovation Horizon 2020, demonstra que é possível aumentar a resiliência através da arte. Os estressores foram selecionados do escopo budista sobre a vida e a morte, a urgência de viver plenamente e de reconfigurar nossas prioridades diárias. O anterior foi agregado a um programa que misturou situações (velhice, doença, morte, impermanencia, etc.) para enfrentá-las utilizando a arte. O conceito resiliente utilizado está baseado nas fortalezas e criatividade do indivíduo, e estimula um entorno colaborativo apropriado (aprofundando na autoestima, confiança, humor, concentração, habilidades relacionais, tolerância, etc.). Utilizamos o test IAAR como instrumento de medida, validado pela comunidade científica, com teste em grupo próprio e de controle, em dois aulas académicas da Faculdade de Belas Artes da Universidade de Granada.

O resultado foi alentador e os participantes mostraram, a partir de suas experiências, sua capacidade de comunicar sentimentos através da arte. Eles se enriqueceram graças À transversalidade proporcionada nos temas abordados na ética budista, que foi respeitosa em todo momento com suas próprias crenças pessoais.

Palavras chave:

resiliência, ensino da arte, arte e ética budista, mindfulness.

1. Budismo, resiliencia y arte

En la presente investigación 1 imbricamos varios enfoques: el budismo mahayana, que nos apremia a considerar la inequívoca naturaleza dolorosa de la existencia y la transforma. Los seres nacen, envejecen, enferman y mueren; esta verdad subyace en nuestras acciones, por mucho que tratemos de ignorarla. Todos los seres sin excepción desean ser felices y evitar el sufrimiento. Por desgracia no tenemos la suficiente sabiduría para discernir qué nos hará más felices y en no pocas ocasiones creamos las causas de nuestro sufrimiento futuro, en la torpe búsqueda de satisfacción. Así pues, existen dos fuerzas, ya sea que se manifiesten de forma explícita o implícita: búsqueda (de la felicidad) y evitación (del dolor). Esto es el fundamento budista de la liberación y de la renuncia (Gyatso, 2010).

Otro enfoque a añadir es la psicología positiva, que incide en nuestros propios atributos y que relaciona la alegría, el humor y la creatividad. La resiliencia actúa como palanca que impulsa a salir del sufrimiento en pos del gozo. El término se refiere a la capacidad de las personas para trascender situaciones más o menos severas. Seligman (2003) habla de "defensas maduras" en la plasticidad intraindividual, entre las que se incluye el altruismo, la visión de futuro y la capacidad para aplazar la gratificación. Propone seis virtudes clave: sabiduría/conocimiento; valor; amor/humanidad; justicia; templanza; espiritualidad/ trascendencia. Y comenta (2003, p. 14):

No considero que uno deba dedicar demasiados esfuerzos a corregir las debilidades. El éxito en la vida y la satisfacción emocional más profunda proceden del desarrollo y el ejercicio de las fortalezas personales. El bienestar que ello produce es genuino, porque procede de lo que se nos da mejor.

La tercera mimbre que empleamos es arte, que por su naturaleza expansiva e intimista, por el grato contacto con los materiales y por la carga simbólica que activa reúne los componentes que permiten aflorar nuestro propio ser interior. Con independencia de resultados estéticos, el fluir en el acto creativo nos ancla a un presente siempre vivo. Cada persona nos habla de sí misma y de su particular manera de aprehender el universo y con ello se abre a un espacio transformador (Rosales, 2008). La sensibilidad artística se halla en potencia en todos los seres humanos y es una capacidad universal.

2. Hipótesis y objetivos

Nuestra hipótesis se dirige a responder a la siguiente pregunta: ¿es posible aumentar la resiliencia a través del arte? Buscamos evidencias empíricas, más allá de palabras bienintencionadas. Los objetivos generales son:

  • Someter al grupo de control a un estresor controlado, para observar sus reacciones y medir su respuesta.

  • Ofrecer medios plásticos de expresión, para identificar y vehicular sus emociones.

Con un programa diseñado ad hoc (figura 1), estimulamos fortalezas típicas resilientes que comparten espacio con la práctica artística. Los objetivos metodológicos son:

  • Elevar el nivel de tolerancia y curiosidad versus el miedo.

  • Estimular el centramiento y aceptación del ahora versus el rechazo.

  • Incitar la flexibilidad y apertura versus clichés y prejuicios (Sánchez-Ruiz, 2010).

Estos ítems se encuentran explícita o implícitamente tanto en las distintas fases del tratamiento, como en el test de resiliencia (figura 3) y, por tanto, impregnarán, o no, los resultados de este.

3. Hacia un enfoque didáctico de la resiliencia

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define resiliencia en dos vertientes: una se refiere a la elasticidad o capacidad de una sustancia u objeto para volver a su forma; otra la define como la capacidad para recobrarse de las dificultades. En este contexto se refiere a la habilidad de encarar turbulencias, especialmente a edades tempranas. El término tenacidad acompaña de una u otra forma a la definición de resiliencia. A lo largo de su corta historia (los primeros estudios arrancan en los años setenta del pasado siglo), se ha diversificado desde la atención a niños expuestos a adversidades, a la gestión de conflictos de raza, religión o sociales, hasta organizacionales, en gobernanza, envejecimiento, diferencias familiares, etc. Es decir, pasamos de poblaciones clásicas de riesgo a otras no clínicas sino educacionales, en las que se discuten modelos de cooperación y confianza (Lavretscky, 2014). Personajes cuya vida es modelo de resiliencia son motivo de admiración: Víctor Frankl, Stephen Hawking, Nelson Mandela, Malala Yonsafzal, Nick Vujicic, etc. (Gorenstein, 2012). Esto convierte a la resiliencia en un concepto poliédrico de adaptación positiva, contrario al paradigma basado en el modelo del daño, con la tríade de variables biológicas, psicosociales y ambientales, que responden al mode lo del desafío (Klinkert, citado en Rosales, 2008, p. 22).

Hay una constelación de conceptos asociados a la resiliencia, tratada por los distintos autores referenciados. Destacan la empatía interpersonal y social, el innsight, la autonomía e iniciativa, la creatividad, los valores éticos, el ser consecuentes con la ideología personal, etc. (Kalbermatter, Goyeneche y Heredia, 2006). Existe una extensa literatura con estilo de manual, como el de McEwen (2011), trufado de frases icónicas como "comenzar con el final en mente", "enfocándose en la solución" o "abrazar la vida en sus cambios constantes", para mantener nuestro balance emocional. Igualmente, encontramos el de Webb (2013), que propone tomarnos tiempo para nosotros mismos, testar nuestro grado de resiliencia, tomar el control emocional o lidiar con el conflicto como oportunidad; propone crear una visión, hacer conexiones y seguir adelante en un mundo siempre cambiante. La falta de certeza parece ser algo más que una compañía permanente a la humanidad, lo que indica el valor de la crisis en sí (Bonss, citado en Maurer, 2016, pp. 20-22). A esto se refieren Frõlich-Gildhoff y Rõnnau-Bõse (2009) cuando hablan del proceso dinámico y compensatorio para un ajuste positivo, respecto a condiciones desfavorables o limitantes de la evolución.

¿Cómo podemos comprender su origen? Por una parte, la resiliencia significa que una condición normal antes de una rotura se ha restablecido; por otra, las actitudes resilientes afloran porque hay una necesidad de cambio. La pregunta sobre qué permanece tras de él, si una nueva reconstrucción o una reordenación, es motivo de debate y permanece abierta. Bonss (citado en Maurer, 2016, p. 18) la define como la habilidad de los sistemas para absorber transformaciones y, aun con todo, persistir. Es decir, es la capacidad de un sistema para reorganizarse mientras experimenta cambios para retener su misma función, identidad y respuesta. Resiliencia significa resistencia a cambios inesperados, supervivencia. Existen dos palabras que sutilmente se parecen: adoptar y adaptar. Mientras que la primera indica que se mantiene la estructura vieja y se adquieren solo cambios marginales, adaptar significa que es forzoso cambiar la vieja estructura, en razón de un nuevo escenario.

La noción de resiliencia se ha extendido desde la psicología evolutiva hacia otras perspectivas y contextos, como los nuevos desafíos sociales. Para Maurer (2016), la noción de AAierkennung (reconocimiento) es central, basándose en los trabajos sobre diversos grupos estigmatizados de afroamericanos en Nueva York, afrobrasileños en Río de Janeiro y judíos en Arabia Saudí. Creamos músculo resiliente en la relación humana. Walsh (citado en Skerrett, 2015, p. 24) es un pionero de la así llamada aproximación sistémica de resiliencia, y acuña el concepto de anidación con una perspectiva contextual y multidisciplinar. Desafiando la tendencia cultural individualista, basa su teoría resiliente en la recuperación relacional, y aborda las crisis de la vida como desafíos comunes, en los cuales una actitud positiva es fundamental, junto con la capacidad de utilizar los recursos espirituales y trascendentes, compasión y amor, como resiliencia relacional. Esta se entiende como una ligazón emocional social y colectiva, que incluye factores como la generosidad, la curiosidad, el sano establecimiento de límites y la sensibilidad interpersonal. La resiliencia también se emplea en las relaciones de pareja y trata de la habilidad de aprovechar los cambios de la vida con una orientación colectiva como recurso único. Así se refieren Skerrett y Fergus (2015) a una pareja comunal, diádica y colaborativa, haciendo un juego de palabras: wellness (bienestar) y we-ness (existencia a dos), que explora la promesa y el potencial de la pareja.

Carmel Cefai (2008) prepara a los niños y jóvenes para el test de la vida para convertirlos en ciudadanos exitosos en un mundo siempre cambiante, personas que estén o no en riesgo, pero que siempre necesitan competencias y recursos para alcanzar sus metas y resolver problemas con eficiencia, para crear lazos sanos en las relaciones con las que sustentar su bienestar psicológico y social. Esto es la función didáctica, en la cual se adquiere flexibilidad ante el cambio de forma creativa, con decisiones maduras y trabajando de manera colaborativa con los demás. También Aida Alay arian (2007) se enfoca en contextos educativos, con relaciones entre pares y con un compromiso genuino e inclusivo, aprendiendo juntos. Realiza un plan global, colocando al profesor como monitorizador de cambios, y establece relaciones integrales entre profesor-alumno, alumno-alumno, con la familia, el entorno y con la institución entera. Además, testa su autonomía e inclusión, la influencia del alumno en sí, y su colaboración y compromiso.

4. Las dos fuerzas de la resiliencia: el sufrimiento y la felicidad presentadas desde el budismo

4.1. El sufrimiento como facilitador de oportunidades

Nos acercamos al budismo como filosofía y no como doctrina, como paralelismo de su concepción de sufrimiento-felicidad y el propuesto desde la resiliencia. Las afirmaciones que entresacamos son categóricas, como lo son el hecho de la muerte, la enfermedad y el sufrimiento mismos a lo largo de nuestra existencia. La claridad expositiva, a veces incluso descarnada, del budismo en esta cuestión espolea a buscar un encaje en nuestra vida, pero en ningún caso persigue desmoralizarnos. La verdad del sufrimiento tiene por finalidad recordar y vivir a la altura de este pensamiento: la enfermedad, el envejecimiento o la muerte son experiencias universales. Estos estresores son comunes a todos los seres, por el mero hecho de estar vivos. Es posible que nos provoque reacciones incómodas, pero, paradójicamente, al reconocer los límites físicos en los que estamos inmersos, aprovecharemos más la vida y la estimaremos con más fuerza (Gyatso, 2001).

Para el budismo, el modo en que experimentamos el mundo depende de nuestra mente. Una mente feliz y sin miedo percibirá un entorno pacífico y relajado, mientras que otra tensa tomará como señal de alerta cualquier hecho irrelevante. El sufrimiento crea una experiencia dolorosa, incluso si el entorno exterior es una fiesta. También nos invita a acercarnos al dolor de otros seres, con lo cual relativizamos el nuestro, nos igualamos a los demás y nos convertimos en personas más empáticas. Existe una multitud de ángulos desde los que el budismo se acerca al dolor: uno es la inseguridad en nuestra vida, en la cual todo es incierto y nuestras experiencias, humor, fortuna, compañías, etc. cambian sin control. Nuestra salud es muy frágil y cualquier cosa nos hiere; incluso sin enfermedad, nuestro bienestar emocional cambia desde la tranquilidad, a encajar un revés y deprimirnos o enfadarnos (Gyatso, 2013).

Estamos expuestos a las enfermedades, que roban el esplendor de nuestros cuerpos y experimentamos la pérdida de control sobre nuestras propias funciones físicas. La menor de las dolencias nos incapacita y nos sentimos a merced de lo desconocido, con angustia y temor. Envejecemos irremisiblemente, y con ello perdemos facultades físicas e intelectuales. Entonces nos volvemos torpes, lentos, ciegos y sordos, no podemos comunicarnos con fluidez, ni entender con agudeza (Gyatso, 1996). ¿Cómo incorporamos esta verdad del sufrimiento propio o ajeno a nuestra vida diaria? Si nuestras capacidades disminuirán de forma natural, ¿en qué vamos a invertir nuestro precioso tiempo? ¿Cuáles son las expectativas genuinamente nuestras y cuáles las que nos inculcan? Si disponemos de una sola vida, ¿qué peso ha de tener lo que vayan a decir o pensar de nosotros? Como escribió Pavese (2001), "para todos tiene la muerte una mirada". No hay lugar ni momento donde no se pueda presentar y ningún poderoso puede sobornarla. Es imposible encontrar un objeto que no tenga en sí el potencial de acabar con nosotros (Gyatso, 1996). Para el budismo existen peligros inherentes a olvidarse de la propia muerte, pues las actividades no tienen fin y, como las olas, una sigue a otra constantemente. Si no la tenemos en cuenta, solo nos centraremos en acciones sin perspectiva de nuestra totalidad. Recordar la muerte impide que creamos que permaneceremos aquí para siempre y priorizaremos así lo importante sobre lo urgente. La postergación actúa como una anestesia (ya lo haré cuando pueda) y refuerza nuestra imagen de inmortales. La perspectiva budista de la muerte no asusta, sino que apremia. Es posible recordarla con una mente feliz y realizar con gozo nuestra actividad cotidiana. Nuestra actitud cambiará por completo, y evitaremos actividades sin beneficio interior. Bien lo sabe la experta en moribundos Elisabeth Kübler-Ross (2009) al afirmar: "es muy importante que hagáis lo que de verdad os importe [...]. Solo así podréis bendecir la vida cuando la muerte esté cerca". Con su presencia, nuestras actividades se volverán muy poderosas y nos llenaremos de determinación. La muerte barre las trivialidades y jerarquiza la vida. Hoy pudo morir nos procura una energía y un valor poco común. ¿Cuántas veces y en qué circunstancia recordamos la muerte? ¿Qué repercusión tiene en nuestra vida diaria este acontecimiento? Si creemos que la muerte de alguna manera alumbra la vida, le invitamos a que complete, querido lector, la siguiente frase: "Antes de morirme, quiero...". Nuestra mente se transformará, nos volveremos más lúcidos, valientes y esforzados.

4.2. Aprovechar nuestra preciosa existencia humana

La etimología emparenta beatitud con estar colmado de bienes, con felicidad. Virtud significa rectitud en el modo de proceder, que a su vez procede de virills, propio de ser humano. En definitiva, ser feliz es propio de ser humano, nuestra aspiración más legítima. Nuestros planes de vida parecen coincidentes en su fin: todos queremos ser felices y nadie desea sufrir. La cultura se empeña en mejorar nuestra naturaleza humana y cualidades. Existe una ingente literatura sobre la felicidad. Algunos autores hacen énfasis en causas exteriores y en la adquisición de buenas condiciones relacionales (prestigio, reconocimiento, trama social soportante, etc.), pero casi todos coinciden en que la felicidad se ejercita. Para Punsent (2007), es la ausencia de miedo, así como la belleza es la ausencia de enfermedades. Un indicador fiable para él es el estatus subjetivo, es decir, lo que cada uno cree sobre cómo le van las cosas. Las artes plásticas y la música, indica Punsent, provocan respuestas placenteras, implicando regiones del cerebro responsables de los mecanismos de recompensa. Las bellas artes despertarían reacciones afectivas positivas y placenteras, más allá de lo meramente sensorial, no solo para el autor de la obra, sino que tal placer se traslada a cualquier espectador formado, a quien la pieza le invoca una sensación de competencia y autonomía, "descansando a orillas de un Sorolla soleado". Seligman (2003) propuso en uno de sus experimentos llevar a cabo una actividad placentera y otra filantrópica, y describir sus efectos. La segunda era más exigente en el empleo de las fortalezas, por eso resultó ser más atractiva para los participantes. Este autor introduce para la felicidad en términos éticos sin reparos, como la bondad o la compasión.

Las penetrantes enseñanzas sobre el sufrimiento en el budismo se completan con las siguientes reflexiones: ¿cómo extraer la esencia de nuestra preciosa existencia humana?, ¿para qué vivimos? Al reflexionar sobre estas preguntas generaremos la resolución de extraer su valor. Nuestra vida está dotada de dones que, al no reconocerlos, los perdemos sin darnos cuenta; con ellos resulta posible alcanzar nuestros propósitos y eliminar las circunstancias desfavorables que se presenten, además de redundar en un profundo sentimiento de gozo. En budismo, con creencias arraigadas del karma, no es infrecuente reflexionar sobre la libertad de no haber nacido como un animal no humano. Aunque no compartamos esas creencias, ¿vivimos en la frontera de la propia animalidad? Si analizamos la vida diaria, comer, aparearse, distraerse y dormir ocupan casi todo el espectro de los deseos. Desde esa perspectiva, no parecemos muy distintos a los demás animales. Nuestra vida ha de mostrar un plus de humanidad; somos sapienn y este regalo es para toda la vida. La cultura nos permite realizar operaciones físicas y mentales inimaginables por otras especies. Esto no ha de producir arrogancia, pensando que somos la especie elegida; tenemos unas posibilidades excepcionales a nuestro alcance, mientras que la mayoría de los animales basa su vida en la supervivencia. La cultura para ellos no es más que el sonido del viento. Un libro de poesía para una cabra es pasto, como heno, pero para nosotros es un alimento para nuestro corazón. Por desgracia, también en algunos países la pobreza llega a un extremo que el arte se vuelve un artículo de lujo y la prioridad consiste en sobrevivir. Existen lugares donde las personas viven entre escorias, bombas y permanente miedo. Al contrastar esto con nuestras propias condiciones personales, hemos de generar una enorme sensación de aprecio por nuestra situación (Gyatso, 1996). Este reconocimiento conlleva responsabilidad. Así, aunque suene lírico, hemos de comer por todos aquellos que no pueden, ver por todos los ciegos, caminar por los que están postrados, soñar por los que su vida es una pesadilla; debemos vivir nosotros, y ofrecer nuestros disfrutes a los que carecen de ellos. Entonces nuestras actividades se vuelven un homenaje lúcido que honra y no descuida a los demás. Este es el gran valor de nuestra vida. Aunque esta poesía ha sido atribuida tradicionalmente a Borges, procuremos no alcanzar esta edad para llegar a tan tristes conclusiones: "Si pudiera volver a vivir, [...]. Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo" (Herold, 1935).

El propósito final de contrastar sufrimiento-gozo es generar la siguiente determinación: "he de aprovechar mi vida para mis propósitos. Desde ahora mismo". Podremos sentir, como indica Trungpa (citado en Sánchez-Ruiz, 2010, p. 217), que existe una bondad que no compite con nada y se sitúa más allá de cualquier contrario. Somos bellos y buenos por naturaleza, solo resta darse cuenta y eliminar el barro del diamante que somos. La educación como instrucción se enfoca en los faltantes; la educación en arte no, pues a partir de cierto dominio técnico no hay nada más que añadir. Somos completos y cualquier acción artística es insuperable en sí misma, no tiene competencia, porque para su existencia no necesita competir. En esto subyace el esfuerzo y la alegría de la acción plástica. Tal vez tengamos una concepción equivocada del esfuerzo. Creemos que se emparenta con el sacrificio, pero este carece de alegría, mientras que el esfuerzo se basa en ella. Nos deleitamos en cosas que nos cuestan trabajo y por eso mismo nos gustan, al plantearnos un reto; lo sencillo y lo demasiado complicado aburre o abruma. El esfuerzo nos hace sentir vivos y gracias a él conseguimos lo que deseamos. El esfuerzo en el budismo es vital, colérico, exigente y confiado, y lo opuesto es la pereza, que provoca parálisis y nos convence de que no somos suficientemente dignos o carecemos de capacidad para lograrlo. El esfuerzo incrementa y actualiza nuestras potencialidades, y nos hace superar condiciones desfavorables. Con el esfuerzo nos conjuramos pensando: "lo haré, no importa el tiempo que dure o la oposición que encuentre"; actúa como resistencia, evitando el desánimo, y nos protege del abandono, perseverando hasta conseguir nuestros objetivos (Gyatso, 2003).

Desde hace algún tiempo se ha puesto en circulación el concepto de mindfulness, extraído de la meditación budista, que se traduce por "atención plena". Nuestra mente se enfoca en un objeto virtuoso hasta fundirse con él, de manera convergente, evitando cualquier excitación, sopor o divagación. En la vida diaria, nuestra atención está sometida constantemente a la dispersión y con ello nuestra mente pasa de un asunto a otro, sin centrarse. En cierta medida, nuestra atención habla de quiénes somos, de nuestros intereses e inclinaciones. Interesarnos por algo no es solo el principio de la meditación, sino de la propia vida: nos enfocamos y nos dirigimos hacia un asunto, hasta fundirnos en él. La concentración es básica para alcanzar objetivos; con ella no solo conseguimos resultados, sino que nos situamos en el proceso mientras los alcanzamos. Es bonito saber que hábito es el vestido que habito, que me pongo, que ocupo, vivo en él. La habilidad proviene de la ocupación, esto es, de la adaptación de mi ser al hábito. Por eso hemos de analizar cuáles son nuestros hábitos en lo cotidiano, ya que al identificar nuestro día a día comprobaremos nuestras tendencias (Wilker, 1998).

5. Metodología, marco de actuación y población

Una vez presentados los fundamentos generales sobre la visión resiliente del budismo, presentamos el estudio de campo. Nuestra investigación se ha nutrido de una población estudiantil artística, con un grupo propio de la asignatura Arte y Cuerpo y un grupo de control en la asignatura Proyectos de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada. Ambos grupos tienen una extensión temporal semestral, durante dos años, en los cursos 2014/15 y 2015/16. La edad promedio del primer grupo fue de 21 años y la del segundo de 20 años. En ambos el género dominante fue femenino, en torno a un 60%. El grupo propio se configuró con 15 personas y el grupo de control con 12 individuos. Hemos sido muy respetuosos con que los contenidos no hiriesen ninguna sensibilidad personal, sin sectarismos. No se ha registrado ningún caso de confrontación con su propia ética y todos los ejercicios propuestos han sido completamente libres de ejercitarse o no.

La dinámica elegida es cuasicualitativa, para la observación in situ de los participantes, con grupos abiertos de discusión. La metodología cuantitativa la utilizamos para la recogida de datos del test, asignando valores (sí/a veces/no) de las declaraciones personales de cada individuo, dando valores numéricos para su interpretación. Estos datos estadísticos resultan más visuales en la muestra de resultados que la interpretación cualitativa de los discursos.

Delimitamos la investigación en tres factores, para su manejo: 1) estresor como entrenador de adversidades, el cual enfocamos desde el concepto de sufrimiento positivo y felicidad budista presentados arriba; 2) elongación o resiliencia, los cuales desde el punto de vista del budismo y de la psicología positiva promocionan las fortalezas sobre las carencias; 3) resolución mediante la creatividad artística, con ejercicios dinámicos, individuales y grupales. Esto responde al modelo ecológico/transaccional de Bernard (citado en Rosales, 2008, p. 24): adversidad, proceso y adaptación positiva. En la figura 1 sintetizamos el desarrollo general de nuestra investigación. Los temas tratados en la columna llamada "propuesta temática" se inspiran en la ética budista descrita, están secuenciados en el tiempo y se abordan desde el arte. Las "actitudes resilientes" de la siguiente columna están entresacadas de las fortalezas identificadas en los distintos autores estudiados. Los "ejercicios plásticos clave" son los más representativos de cada sesión, pero no los únicos que proponíamos a lo largo de los 180 minutos que duraba. Realizamos caldeamientos previos y ejercicios de cierre finales. La "práctica subsiguiente" destaca como una tarea que pretende mantener la continuidad resiliente en la vida diaria.

Correlación de temas de nuestra propuesta plástica con actitudes resilientes

Figura 1: Correlación de temas de nuestra propuesta plástica con actitudes resilientes

Las experiencias propuestas en cada tema se secuenciaron así:

  • Apertura, en la que el profesor hace las veces de mediador o coacher, presentando el tema y sugiriendo imágenes (Rosales, 2008). Los temas se abordan no persiguiendo enseñar materias que se ignoran, sino para que puedan establecer fundamentos, tanto pensados como sentidos, desde lo personal.

  • Tensión, en la que los participantes realizan ejercicios físicos e imaginerías guiadas (Lowen, 2005). El mismo desarrollo de las clases resultaba atípico en su puesta en escena, sentados sobre colchonetas en el suelo, rompiendo los espacios académicos de bancadas ordenadas o de taller artístico.

  • Superación (creatividad): como capacidad de crear orden y belleza a partir del caos (Gorenstein, 2012). Los participantes integran la tensión en su propio ser, generalmente mediante dibujos a ceras, por su inmediatez, aunque con técnicay soporte libres (figura 2). Se realizaba una asimilación a nivel somático y después se expresaba en dibujos. La gestión y armonización de ritmos resultaba fundamental, al ser una práctica grupal. Estas obras se han seleccionado por similitud con el tema de la muerte, impermanencia y preciosa existencia humana de inspiración budista; no obstante, en cada propuesta se realizaban una o varias piezas.

  • Significación (búsqueda de sentido): se comparte en el grupo, se verbalizan las experiencias y se cierra el tema al ritmo de los participantes, abundando en la plasticidad de nuestro sistema de memoria semántica, de significados e interpretaciones (Furman, 2013).

  • Las prácticas subsiguientes se realizan como propuestas desde el seno del grupo y vienen a extender el aprendizaje más allá del taller, extramuros de lo académico. Además de servir como resumen, con ellas se trata de fijar la imagen de lo acontecido desde lo vivencial, y se enlaza así la experiencia de laboratorio con la experiencia del día a día. En las sesiones siguientes, se comienza con un recordatorio de la semana a partir de los supuestos aprendidos.

Algunos testigos plásticos de ejercicios resilientes. Superior izquierda: Muero; superior centro: Mi propia muerte; superior derecha: Se muere el ego y nazco yo; inferior izquierda: Muerte y vida; inferior centro: Qué ofrezco al mundo; inferior derecha: Primavera en mí. (Fotografías propias, con el consentimiento de los/as autores/as).

Figura 2: Algunos testigos plásticos de ejercicios resilientes. Superior izquierda: Muero; superior centro: Mi propia muerte; superior derecha: Se muere el ego y nazco yo; inferior izquierda: Muerte y vida; inferior centro: Qué ofrezco al mundo; inferior derecha: Primavera en mí. (Fotografías propias, con el consentimiento de los/as autores/as).

6. El test IAAR© como instrumento de medida

Debemos realizar una mención aparte respecto al instrumento de medida. Por mucho que nuestra propuesta fuese correcta, nuestra investigación se llevase con pulcritud, de nada serviría sin poseer una herramienta que midiese lo que nosotros pretendemos. Ya desde su aparición en la literatura psicológica ha habido obstáculos teóricos y metodológicos para medir la resiliencia, dado que esta se puede relacionar muy estrechamente con otros conceptos, como invulnerabilidad (Lipsitt y Demick, citados en Ungar, 2012, p. 18). Además, una persona puede ser más o menos resiliente dependiendo de múltiples factores, lo que lo puede convertir en un fenómeno inestable y no definitivo. No obstante, la resiliencia puede ser medida, como lo demuestran los estudios de Grotberg (citado en Rosales, 2008, p. 30), lo cual nos obliga a presentar un test adecuado (figura 3). Para ello hemos empleado, con los permisos correspondientes, el Inventario de Anomia Asiliente y Resiliencia nómica (iAAR©), desarrollado por el Dr. Dagoberto Flores Olvera en el 2008, del Instituto Internacional para la Investigación y el Desarrollo. Consta de 35 ítems que detectan el afrontamiento, la autonomía, la autoestima, la consciencia, la esperanza, la responsabilidad y la tolerancia a la frustración. Estos ítems se recogen explícita o implícitamente en nuestra propuesta plástica. Su validez científica la respalda el coeficiente Alfa de Cronbach, así como el de Spearman-Brown. Ambos interpretan las varianzas de la escala observada entre los participantes. Si el nivel aceptado para su fiabilidad es un valor de > 0,70, el aquí empleado es superior, de 0,86. La puntuación se distribuye agrupándose en:

  • Resiliencia muy alta (RMA) escala 7, entre 61 y 88 puntos.

  • Resiliencia alta (RA) escala 6, entre 46 a 60 puntos.

  • Resiliencia media (RM) escala 5, entre 31 y 45.

  • Resiliencia baja/anomia baja (AB) escala 4, de 0 a 30 puntos.

  • Anomia media (AM) escala 3, entre -1 y -30 puntos.

  • Anomia alta (AA) escala 2, entre -31 a -45.

  • Anomia muy alta (AMA) escala 1, entre -46 hasta -88.

El test en sí

Figura 3: El test en sí

7. Resultados

La realización de los tests se pasó en los dos grupos (propio y control) la primera semana de clase y los retests en la última. Una vez enmarcado el tema y los objetivos, pasamos a verificar o refutar la hipótesis propuesta. La figura 4 nos parece muy sugerente, por las similitudes con el hielo ártico. A la izquierda está nuestro grupo propio y a la derecha el grupo externo o de control. Los resultados del test (inicial) se representan por una silueta roja sin color de relleno en cada uno de los grupos. Esto permite apreciar la evolución/involución del retest. En nuestro caso, el retest izquierdo mantiene o desborda bastante el perímetro inicial, en tanto que en el grupo de control (externo) del gráfico derecho la superficie, excepto alguna zona, se contrae. Por tanto, en el grupo propio se experimenta un crecimiento neto de la resiliencia tras haber pasado por nuestra propuesta plástica durante todo el semestre. Con este resultado, respondemos afirmativamente a la pregunta formulada en la hipótesis inicial: "¿es posible aumentar la resiliencia a través del arte?". Podemos aumentar la resiliencia de las personas con un método adecuado que las exponga a estresores controlados, en los que puedan expresar sus sentimientos plásticamente y compartir sus pensamientos en el seno del grupo.

Comparativa del grupo propio (izquierda) con el grupo de control (derecha) respecto a su evolución resiliente

Figura 4: Comparativa del grupo propio (izquierda) con el grupo de control (derecha) respecto a su evolución resiliente

Los incrementos de los grupos han sido los siguientes: en el grupo propio el incremento de resiliencia ha sido de un 57,14% bruto. El incremento de resiliencia en el grupo de control alcanza un 25%. Sabemos que el factor ambiental por sí mismo es motivo de avance y aprendizaje. Restando este factor del grupo de control, obtenemos un incremento final neto de resiliencia en nuestro grupo propio de un 27,14% (figura 5).

Evolución de test-retest del grupo propio y del grupo de control con cifras comparativas de cada participante. La serie 1 responde al test inicial y la serie 2 al retest

Figura 5: Evolución de test-retest del grupo propio y del grupo de control con cifras comparativas de cada participante. La serie 1 responde al test inicial y la serie 2 al retest

8. Discusión

Sobre el uso del test IAAR©: el test añade en una adenda 20 ítems accesorios que registran datos demográficos, con los que se obtienen otros elementos de juicio. Pertenecen a una realidad, México urbanita y México rural e indígena, que dista mucho del entorno en que nos movemos en nuestra investigación. Por ejemplo, se pregunta si en casa de la persona entrevistada existen animales de acarreo, tipo de construcción de la casa o electrodomésticos que posee. Estos ítems accesorios los hemos suprimido, sin merma de calidad científica, puesto que el test está universalmente validado.

Respecto a los participantes: no obstante la validez de la investigación, somos conscientes de que resulta difícil extrapolar cualquier dato a términos generalizantes, habida cuenta del número de individuos; esto ha dependido de la matriculación en las asignaturas, que son optativas. Por tanto, aunque los datos sean positivos, la investigación requiere de más tiempo para poder aumentar la población. Este es uno de los motivos por los que se ha demorado dos años. También podemos indicar que la resiliencia es anticipatoria, en el sentido de que se proyecta al futuro. Damos gran importancia a las prácticas subsiguientes del programa, por cuanto aseguran sentido final de nuestro estudio. No obstante, no podemos determinar de forma concluyente cómo se mantiene o consolida o declina nuestra propuesta, más allá del periodo de las propias prácticas, para lo cual sería de interés un seguimiento en el tiempo.

9. Conclusiones

Por los resultados obtenidos, aun teniendo en cuanta la modesta población estudiada, podemos concluir que es posible aumentar la resiliencia a través del ejercicio del arte. Entresacamos los estresores del enfoque budista sobre la vida y la muerte, la urgencia de vivir plenamente y reconfigurar nuestras prioridades diarias. Esto nos confronta con nosotros mismos. En relación con la calidad de la respuesta, no con los resultados finales, nos convertimos en más o menos resilientes. Solemos pensar en términos finalistas, sacrificando el ahora para asegurar un porvenir que siempre está por venir. Sin embargo, el arte nos ancla en el gozo de la acción. Nos volvemos responsables no en la medida de tener más responsabilidades, entendidas como cargas, sino como personas que pueden responder, que tienen capacidad de dialogar con el entorno, independientemente de cuán hostil se presente e independientemente de su resultado final. El concepto resiliente empleado se ha basado en las fortalezas y el potencial de creación y sensibilidad del individuo social y colaborativo, porque el arte enfoca tanto en la dimensión íntima de cada ser, como en el compartir dicha intimidad con los demás. En estos tiempos tan ásperos para la cultura, el arte se puede emplear para que los grupos puedan sacar provecho de sí mismos, ofrecerlo a los demás y crecer con otro tipo de dividendos. Hemos tenido la fortuna de pilotar esta experiencia y, con la certidumbre --muy poco académica, pero inamovible-- de la corazonada, vislumbramos que finalmente todos los seres brillarán como diamantes.

Acknowledgements

Agradecimientos:

Al Dr. Dagoberto Flores Olvera, autor del test IAAR©, sin el cual no podríamos haber validado nuestra investigación. A todos los participantes de esta empresa y a la fortaleza de cada persona, que le impulsa a la aventura de la vida. A la bondad de Gueshe'La, que ha inspirado la dirección de esta investigación.

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1. Budismo, resiliencia y arte. 2. Hipótesis y objetivos. 3. Hacia un enfoque didáctico de la resiliencia. 4. Las dos fuerzas de la resiliencia: el sufrimiento y la felicidad, presentadas desde el budismo. 4.1. El sufrimiento como facilitador de oportunidades. 4.2. Aprovechar nuestra preciosa existencia humana. 5. Metodología, marco de actuación y población. 6. El test IAAR© como instrumento de medida. 7. Resultados. 8. Discusión. 9. Conclusiones. Referencias.
Esta investigación está bajo el amparo del Proyecto REMINE (H2020-MSCA-RISE-2014) Project Program for Research and Innovation Horizon 2020. Coordinador en España: Dr. Jorge Alberto Durán.