Christian Hederich et al., Regiones cognitivas de Colombia

Tradicionalmente la psicología básica se ha aproximado al estudio de los procesos psicológicos desde una perspectiva que podríamos calificar como solipsista, pues en ella se concibe el funcionamiento mental como autónomo y en cierta medida independiente del contexto; esta tendencia se ha acentuado en las últimas tres o cuatro décadas con la aparición y desarrollo de la psicología cognitiva, razón por la cual ha recibido fuertes críticas. Tal como lo señala Gardner, uno de los rasgos distintivos de las ciencias cognitivas es “su deliberada decisión de restar énfasis (en la explicación del funcionamiento cognitivo) a ciertos factores que abarcan la influencia de los afectos o emociones, la contribución de los elementos históricos y culturales y el papel del contexto o de los antecedentes en los cuales se desenvuelven determinadas acciones o pensamientos”**. Sin embargo, existe una larga tradición en la llamada psicología diferencial, más ligada a los intereses de la psicología aplicada, que ha puesto en evidencia las enormes diferencias individuales y grupales en la ejecución de tareas cognitivas; es asi como desde comienzos de siglo, con el comienzo mismo de la psicología, se han diseñado estrategias para medir las variaciones en el desempeño cognitivo de los individuos y los grupos. Durante la primera mitad de este siglo las diferencias individuales fueron atribuidas a la dotación intelectual (CI) y, en últimas, a la herencia; es bien conocido el intenso debate a que condujo esta aproximación el cual permitió establecer que las tareas utilizadas y los resultados no eran culturalmente neutros.